Eternal-Regulus Black y tu

Un cumpleaños bajo la nieve

20 de diciembre de 1972, Sala Común de Slytherin

El viento frío golpeaba las ventanas del castillo mientras Hogwarts se preparaba para el receso de Navidad. La mayoría de los estudiantes se emocionaba por regresar a casa, pero esa noche era especial por otro motivo: el cumpleaños número 13 de Luz Malfoy.

En la sala común de Slytherin, Luz estaba sentada cerca del fuego, sonriendo mientras fingía concentrarse en un libro. Sabía que Julián y Andrew tramaban algo; habían estado actuando de forma sospechosa todo el día. Aunque ella había protestado diciendo que no era necesario hacer nada especial, ellos no le habían prestado atención. Sabía que estaban organizando una fiesta a su estilo, pequeña pero llena de risas y bromas.

Casi sin previo aviso, Julián Johnson entró corriendo, con su usual energía, y Andrew Kingwell lo siguió más calmado pero con una sonrisa traviesa en el rostro.

—¡Luz! —exclamó Julián, agitando un pequeño paquete envuelto en papel verde—. Sabes que no te ibas a librar de nosotros hoy, ¿verdad?

Luz rió, cerrando su libro.
—No esperaba otra cosa de ustedes, en serio. Pero espero que no hayan hecho demasiado escándalo.

Andrew le sonrió con calma.
—Nada que comprometa nuestra reputación. Aunque eso podría cambiar, claro. Tenemos todo planeado.

Antes de que Luz pudiera responder, sintió una pequeña ráfaga de aire cuando la puerta de la sala común se abrió y aparecieron James Potter, Sirius y Lyla Black, Remus Lupin, y Peter Pettigrew. Desde hacía unas semanas, Luz había comenzado a formar una relación de amistad con los Merodeadores, especialmente con Remus, con quien había trabajado en Pociones. Aunque su relación con Sirius era más fría, por la rivalidad familiar y su cercanía con Regulus, esa noche todo parecía más relajado.

—¿Ya empezaron la fiesta sin nosotros? —preguntó James, fingiendo ofenderse—. No es una fiesta de verdad sin un par de travesuras.

—Tranquilo, Potter. Todavía no —dijo Luz riendo—. Pero si planeas hacer explotar algo, por favor, hazlo lejos de mí.

Sirius soltó una carcajada, mientras se sentaba en el brazo de un sillón.
—No prometo nada, Malfoy. Aunque hoy estás de suerte. Es tu cumpleaños.

Lyla, con su cabello oscuro y su sonrisa traviesa, se unió a la conversación.
—No puedes dejar que la fiesta se te escape, Luz. ¡Aquí estamos para celebrarte!

Luz le devolvió la sonrisa, sintiéndose agradecida por tener a Lyla en su vida. Aunque compartía rasgos con su hermano, también tenía la dulzura y la introspección de Regulus, además de su amor por la lectura.

—Sí, exactamente. ¡Este año tienes que tener la mejor fiesta de cumpleaños! —exclamó Julián, mientras le entregaba su regalo a Luz. Era una pequeña caja adornada con cintas doradas, y dentro encontró un collar sencillo pero elegante, con un pequeño colgante en forma de estrella.

—¡Gracias, chicos! —dijo emocionada—. No teníais que hacerlo, pero me encanta.

Andrew sonrió, y antes de que Luz pudiera decir algo más, Remus se acercó con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Nosotros también te hemos traído algo —dijo, sacando una caja envuelta en papel rojo y dorado—. No es gran cosa, pero pensamos que te gustaría.

Luz tomó el paquete y lo abrió con cuidado. Dentro había un libro de encantamientos avanzados, algo que sabía que era útil, pero lo que la sorprendió fue una nota escrita a mano que decía: "Para Luz, de parte de los Merodeadores, con la esperanza de que sigas brillando como la estrella que eres."

—Gracias, chicos. En serio —dijo, tocada por el gesto.

 Luz sonrió, sintiendo que cada vez más se unía a ese grupo peculiar. Remus la miró con una sonrisa suave, mientras James y Sirius empezaban a discutir sobre quién había tenido la idea del libro. Pero mientras Luz se distraía con sus amigos, algo en el rincón de su mente le recordaba a otra persona. Regulus.

No esperaba verlo en su fiesta, ya que no formaba parte del círculo de amigos con el que estaba celebrando, pero de alguna forma, lo buscó con la mirada. En el fondo, siempre había algo que la llevaba a pensar en él, aunque estuvieran en mundos diferentes la mayor parte del tiempo.

—¿En qué piensas, Luz? —preguntó Andrew, dándole un codazo suave—. Pareces distraída.

—Nada importante —respondió, sacudiendo la cabeza—. Solo estaba pensando en lo rápido que ha pasado este año. Es un poco surrealista, ¿no?

Los demás asintieron, y la fiesta continuó. Pequeños juegos, risas, y alguna que otra broma hicieron que la noche pasara volando. Pero cuando llegó el momento de despedirse, Luz decidió dar un paseo antes de volver a su habitación.

Jardines de Hogwarts, más tarde esa noche

El castillo estaba en silencio, cubierto por la nieve que había caído más temprano. Luz caminaba lentamente por los jardines, disfrutando del aire frío y la paz que le ofrecía la noche. Fue entonces cuando vio una figura conocida cerca del lago. Se trataba de Regulus.

No estaba segura de por qué, pero algo la llevó a acercarse a él. Regulus estaba de pie, observando el reflejo del cielo en el agua congelada. Al notar su presencia, giró levemente la cabeza.

—¿No deberías estar celebrando tu cumpleaños con tus amigos? —preguntó en voz baja.

Luz sonrió y se encogió de hombros.
—Ya he celebrado lo suficiente. Solo necesitaba un poco de aire fresco. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí solo?

Regulus guardó silencio por un momento, como si estuviera debatiendo si responder o no. Finalmente, dijo:
—A veces es más fácil estar solo.

Luz lo miró, sabiendo que, de alguna forma, entendía esa sensación. Se quedó junto a él, sin decir nada, simplemente disfrutando de la tranquilidad de la noche. No necesitaban palabras en ese momento; la conexión que habían empezado a formar hacía semanas parecía hablar por ellos.

—Gracias por venir —dijo finalmente Luz, rompiendo el silencio—. Aunque no estés en la fiesta, me alegra verte.

Regulus esbozó una pequeña sonrisa, algo raro en él.
—Feliz cumpleaños, Luz.