fiesta de Halloween

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31 de octubre de 1972

El Gran Comedor estaba decorado con calabazas talladas que brillaban con luces parpadeantes y telarañas que colgaban de los candelabros. El aire estaba impregnado del dulce aroma de las golosinas y de los platos típicos de la celebración. Todo el mundo estaba emocionado por la fiesta de Halloween, y yo no era la excepción.

Me levanté de la mesa y miré a Julián, que ya estaba vestido con su disfraz de vampiro, completo con un capa negra que ondeaba dramáticamente a su alrededor. Yo había optado por un disfraz de bruja, con un sombrero puntiagudo y una varita que brillaba en la oscuridad. Me sentía lista para disfrutar de la noche.

—¡Vamos, Luz! —gritó Julián, arrastrándome hacia la pista de baile improvisada—. ¡Es hora de mostrar nuestras mejores habilidades de baile!

Reí mientras lo seguía. Los Merodeadores estaban en una esquina, también disfrazados. Sirius, como siempre, se había pasado con su disfraz, pero había que admitir que lucía bien. Remus estaba vestido de hombre lobo, y no pude evitar sonreír al verlo tan inmerso en su papel. Lyla y Andrew se estaban divirtiendo juntos en el centro del salón, rodeados de luces y risas.

Mientras la música sonaba, decidí que era hora de un descanso. Me alejé de la pista y me dirigí a una esquina más tranquila del Gran Comedor, donde las velas flotaban mágicamente, proyectando sombras danzantes en las paredes.

Fue entonces cuando lo vi: Regulus. Estaba apoyado contra la pared, con un disfraz de fantasma que contrastaba con su cabello oscuro. Lo miré con curiosidad mientras él me devolvía la mirada.

—Hola, Luzita —saludó, sonriendo suavemente.

—Hola, Regulus. Te ves... interesante —dije, sintiéndome un poco nerviosa. Era extraño poder hablar así con él, a pesar de que nuestra relación apenas estaba comenzando a formarse.

—Gracias. Me gusta tu disfraz —respondió, dando un paso hacia mí. Había algo en sus ojos que me hizo sentir como si todo a nuestro alrededor se desvaneciera por un momento.

—¿Qué te trae por aquí? —pregunté, tratando de no mostrar que mi corazón latía con fuerza.

—Solo estaba buscando un lugar tranquilo. La fiesta está genial, pero a veces es un poco abrumador —confesó, mirando hacia la pista de baile donde Sirius estaba tratando de hacer reír a Remus.

Asentí, comprendiéndolo. La energía de la fiesta podía ser demasiado.

—¿Te gustaría acompañarme a un rincón más tranquilo? —le propuse, sintiendo un cosquilleo de emoción.

Regulus asintió y juntos nos alejamos de la multitud, encontrando un pequeño rincón cerca de una ventana. Miramos hacia el exterior, donde la luna brillaba con fuerza, iluminando el paisaje nevado.

—Es hermoso esta noche —comenté, señalando el cielo estrellado.

—Sí, lo es. Pero no tanto como tú —respondió Regulus, haciéndome sonrojar. Su mirada intensa me hizo sentir una mezcla de timidez y emoción.

A medida que conversábamos, me di cuenta de que los nervios que había sentido al principio estaban desapareciendo. Hablamos de nuestros planes para el futuro y de lo que esperábamos de este año en Hogwarts. La conexión entre nosotros se sentía cada vez más fuerte, y en ese momento supe que había algo especial.

—Deberíamos hacer esto más a menudo —dije, sintiéndome valiente.

—Definitivamente. Me gustaría conocerte más, Luzita —respondió con una sonrisa sincera.

Volvimos a la fiesta y, mientras los otros bailaban y reían, yo no podía evitar sonreír al recordar nuestra conversación. Sabía que esto era solo el comienzo de algo maravilloso entre nosotros.

La fiesta continuó, y aunque Andrew y Lyla estaban ocupados disfrutando de su propia conexión, no pude evitar sentir que también había algo creciendo entre Regulus y yo. La noche de Halloween no solo estaba llena de disfraces y dulces; estaba llena de nuevas posibilidades.

Eternal-Regulus Black y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora