Después de morir a manos de Pucci, Jotaro Kujo se encontró atrapado en un mundo cubierto de sombras. Frustrado y confundido Jotaro se reencontró con su más grande enemigo quien se había pensado que había muerto hace muchos años con un nuevo y temibl...
-Tú otra vez eh..- Suspirando el vendedor de manzanas agito la cabeza y miro a Jotaro.
No habían pasado ni veinte minutos y el extraño chico que le prometió comprarle su mercancía ya había vuelto.
-Y bien...¿vienes a comprar o a seguir molestando?.- Cruzó ambos brazos dejando su rama en la mesa y se levantó de su silla. -¿No eres demasiado alto para tu edad?.- Se sorprendió que incluso parado la diferencia de altura entre ambos aún se notará.
-¿Sabes como llegar a los barrios bajos?.- Sin cambiar de su expresión estoica le preguntó al bastante raro.
-¿Los barrios bajos?¿Por qué alguien como tú quisiera ir a esa....- No pudo acabar su oración al notar como algo se asomó desde el interior del extraño abrigo del muchacho.
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Habia una niña que se escondia detrás del chico asomándose sujetándose desde su manga, lo miraba con temor como si fuera algún animal extraño. Estaba bastante sucia, su pelo largo castaño estaba todo enredado y sin lavar, tenia raspones en los codos y cara. Pero lo peor era que solo vestía un saco de tierra bastante gastado como vestido.
-¿¡Y esa mocosa!?
-¡Ah!
No pudo ocultar su sorpresa y terminó por asustarla- Oh..perdón niña...sal no tengas miedo
La niña volvió a asomarse pero ahora parecía más desconfiada sujetando la manga del chico con más fuerza.
-Su nombre es Rena, esta perdida y estoy tratando de llevarla a su hogar. Ella dijo que vivía en los barrios bajos.
-D-De acuerdo...- Le ponía nervioso como el chico le hablaba tan serio, su tono de voz no coincidía con su rostro. - Una calle abajo hay un callejon que tiene una salida a un pequeño puente, si sigues en línea recta llegaras a un pequeño bosque ahí hay un camino de tierra que te llevará a donde quieres.
Señaló a su derecha en dirección del callejón que mencionó, no sabía si lo explicó de una buena manera pero los nervios le impidieron armar una mejor explicación.
-Ya veo, gracias.- El chico sin decir nada más solo asintió la cabeza y empezó a alejarse.
Dejó salir un profundo suspiro, esa pequeña conversación seguro le había costado unos años de vida.
No era un hombre pequeño o delgado pero se sentía como un niño al hablar con ese chico. "¿Quien es el?"
Vestía ropas muy raras y tenía una personalidad muy seria para un chico joven. Aparte era demasiado alto para su gusto, su orgullo era dañado simplemente por estar parado lado a lado.
La niña era otro problema, el tenía una hija que parecía tener una edad similar y al haberla asustado sintió como si asustara a su propia hija. Se sintió bastante culpable por eso.
El dijo que la estaba ayudando a volver a su hogar, no parecía estar mintiendo pero no podía dejar de estar nervioso.
"¿Los barrios bajos Eh?" Sintió lastima por la niña, vivir en esa zona era casi una sentencia de muerte.
