La fuerza de querer proteger

27 2 0
                                    

Capítulo Tercero

Disclaimer: Los personajes de Love Live no me pertenecen, son propiedad de Sakurako Kimino, los personajes restantes son OCs totalmente míos, todos los derechos de los mismos están reservados.

[...]

Peligro de Extinción

Fercha MX

[...]

35. "La fuerza de querer proteger"

[...]

~Chika Takami~

Han pasado veintisiete días desde que papá y Mito murieron en aquel maldito combate. Mamá y yo hemos estado muy decaídas, ella se ha mostrado fuerte, resiliente, pero yo no he sabido cómo afrontarlo de la mejor manera posible, ya que me abrumaron muchísimo las noticias de sus fallecimientos. Desde entonces no tengo mucha hambre, aún así como lo suficiente, y he estado un poco deprimida, casi no he hablado con mis compañeras, como si eso me hiciera sentir mejor, sobreviviendo al duelo de mis pérdidas.

Hoy, como en ocasiones anteriores, se acerca Sarah a hablar conmigo, logrando sacarme algunas sonrisas con sus comentarios y se une Dia, subiéndome un poco el ánimo de igual manera, pero en el fondo no supero la sonrisa tan cálida de mi padre ni la actitud tan peculiar de Mito. Quisiera tenerlos aquí un poco más de tiempo, pero no es posible devolverle la vida a los muertos. Termino de hablar con ellas y me dirijo a las tumbas de mis familiares, encontrándome con que ha empezado a crecer una flor entre sus tumbas, algo hermoso y muy simbólico.

Por largas horas permanezco sentada frente a las tumbas de papá y Mito, orando por sus almas y acompañándolos un rato. Miro el cielo, recordando el rostro ensangrentado de mi hermana y cómo luchaba por su vida mientras ésta se le iba lentamente de las manos, y siento un remordimiento incomprensible en el alma por pensar que, si hubiera aprendido a manejar armas, quizás habría podido ayudarle en algo, quizás podría haberle salvado la vida. Y aunque idear algo como eso es un poco fantasioso prefiero aferrarme a ello.

No lo sé, vivimos muchas cosas valiosas juntos, fueron mi familia después de todo, fue mi padre, fue mi hermana. Primero se fue Shima, luego Mito y en seguida papá. Creo que si ahora mamá me dejara no sabría cómo afrontarlo, sería un golpe demasiado duro con el cual no podría seguir adelante, al menos no de inmediato.

Recuerdo que cuando era más pequeña, como de unos diez años, me reunía con Shima, Mito, mamá y papá cada domingo en los cultivos, observando las grandes milpas, los frutos de nuestro trabajo, mientras el sol bajaba por el horizonte y daba una luz muy hermosa. Recuerdo también cuando por las noches Mito me contaba historias de terror y Shima se limitaba a reírse de cómo me asustaba, y al final ella terminaba consolándome. O recuerdo también cuando comíamos, siempre era en completa armonía, como si no viviéramos los maltratos a los que nacimos destinados. Lamentablemente nada de eso podrá repetirse jamás, porque ellos ya no están más con nosotras.

Me pongo de pie, sacudiéndome la poca tierra que se me quedó pegada en la armadura, y decido regresar al interior de la cueva, donde ya comienzan a servir la comida de la tarde, así que me presto para apoyar, aunque sea en algo, al grupo. Hoy comeremos, otra vez, sopa de lentejas, una comida que solía gustarme mucho, pero que ahora ya me tiene hastiada. Y conforme voy sirviendo las latas junto con las botellas llenas de agua, una idea llega a mi cabeza.

Emocionada por tal hallazgo termino rápidamente de servir la comida y corro rápidamente hacia Sarah y Dia, quienes hablan un poco sobre cosas que sólo ellas sabrán, y al verme llegar tan emocionada se quedan pasmadas por un momento, como intentando averiguar qué ocurre. Me siento en posición de loto tan pronto como llego a ellas y las sujeto por los brazos, y con un brillo inusual en mis ojos grito—: ¡es un milagro!

Peligro de ExtinciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora