Caleb
Mierda, que susto. Por un momento pienso que vienen a robarme, pero luego de ver al chico de piel morena logro distinguir de quién se trata. No tengo ni idea de cuál es su nombre, pero lo he visto más de una ves en la televisión. Tras las pantallas me daba las vibras de ser el tipo de personas que le agradan a la mayoría, ahora parece un fugitivo.
―Por favor ―Me insiste.
Yo miro con desaprobación el agarre de su mano alrededor de mi brazo, y él de inmediato me suelta.
― ¿Disculpa? ni siquiera te conozco.
―Te pagaré lo que sea ―Repite por segunda vez―. Solo ayúdame a salir de aquí, no conozco este pueblo.
―No confío en desconocidos ―Le contesto.
Que lo haya visto dos veces en las noticias no significa que sea mi mejor amigo.
―Yo tampoco, pero te lo juro, voy a pagarte ―El chico mete una de sus manos al bolsillo de su pantalón, y saca dos billetes arrugados que extiende hacia mí―. Es todo lo que tengo ahora, después...
Los dos nos quedamos callados al escuchar que alguien viene hacia la cocina. Este tipo podría estar huyendo de algún matón, pero si me eliminan de este mundo me estarían haciendo un favor, así que decido arriesgarme. Tomo los billetes que me está ofreciendo, los pongo en el bolsillo trasero de mi jean, y aunque no me guste la idea, tomo a aquel muchacho de la mano e iniciamos a caminar en cuclillas hasta el fondo de la cocina. Al lado de la estufa hay una ventana, por la que calculo que cabemos, así que le explico el plan en susurros, y haciendo el menor ruido posible nos volvemos a poner de pie.
― ¡Joven Jeremiah! ―grita un tipo.
Tomo la cremona de la ventana, la empujo hacia atrás, y le pido al chico que salte. El parece muerto del susto, pero apoya uno de sus pies en la parte de abajo del marco de la ventana, y luego salta. Escucho que se queja al aterrizar en el pasto, pero sin pensarlo yo hago lo mismo.
―Sígueme ―Le ordeno.
Palmeo los bolsillos de mi pantalón sin dejar de caminar hasta encontrar las llaves de mi bicicleta, le quito el candado, y luego de despojarla de la cadena de seguridad la cuelgo a mi hombro y me acomodo sobre mi vehículo.
―Súbete a la parrilla genio.
― ¿Qué es eso? ―pregunta a la vez que frota sus manos entre sí.
Me estoy arrepintiendo de salvar a este tipo, pero ya me metí en este lío, así que le apunto la parte de atrás de la bicicleta y finalmente comprende. Él Tarda unos buenos segundos intentando acomodarse ahí atrás, pero cuando por fin lo logra, yo inicio a pedalear lo más rápido que puedo, aunque los desniveles de la tierra no me ayudan a avanzar, y el hecho de que el tipo que llevo atrás se esté tambaleando, mucho menos.
―Agárrate de mí ―le sugiero, aunque suena más como una orden―. O vas a caerte.
Disminuyo un poco la velocidad, para que él pueda acomodarse, y cuando siento sus brazos alrededor de mi cuerpo vuelvo a pedalear con rapidez.
Por un momento, casi puedo escuchar a Joseline en mi cabeza, diciéndome lo peligroso que es llevar a un extraño en la parrilla de mi bicicleta, recordándome que a veces soy demasiado confiado. Esto que estoy haciendo, la decepcionaría por completo, pero dudo que algo pueda defraudarla más que lo que hice la última vez que nos vimos. Solo espero que ella algún día pueda perdonarme.
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Hasta la última nota
Fiksi RemajaJeremiah Fisher es una estrella pop en ascenso. Su nombre inicia a ser de los más buscado en Google, y su fandom, de los más reconocido de internet. Al contrario de la mayoría de famosos de su edad, él rara vez es pillado haciendo algo socialmente c...