Habían pasado horas desde que el Adventure Galley había abandonado el puerto del río Támesis, pero el joven Half y su pequeño amigo continuaban en el mismo sitio, de pie, pegados al candelero. Aunque ya no podían ver el que fuera su hogar, ambos miraban en la misma dirección, hasta que Half notó una mano sobre su hombro y se giró. Era uno de los tripulantes.
—Sígueme, chico.
Sin decir nada, fue tras él, fijándose en todo lo que había a su alrededor. Era su primera vez en un barco y, pese a que él no lo supiera, estaba en el más temido por los piratas. Descendieron al lugar donde hacinaban animales enjaulados: desde cerdos y ovejas, hasta gallinas, patos y conejos. El olor era insoportable. Las jaulas llenas de heces demostraban que allí no se había limpiado en mucho tiempo.
—Chico, a partir de hoy te encargarás de adecentar el almacén y de alimentar a los animales. Son nuestras provisiones para el viaje, así que es importante que no enfermen ni mueran.
—Sí, señor, lo entiendo.
—¿Ves los utensilios que hay en ese rincón?
—Sí, señor.
—Pues ahí tienes todo lo que necesitas para limpiar, y en la otra esquina, la comida para los animales. Hay que darles de comer dos veces al día: una por la mañana y otra por la noche. ¿Lo has comprendido?
—¡Sí, señor!
—Más te vale limpiar bien, porque aquí es donde dormirás. Vas a pasar mucho tiempo en este sitio. Como se ponga malo algún animal o se muera, tendremos un problema. Supongo que no querrás tener problemas, ¿verdad?
—¡No, señor!
—Llámame señor Loyd. Una de mis funciones es encargarme de las cubiertas del Adventure Galley. Todo lo que pasa en ellas llega primero a mis oídos. Ah, y ni se te ocurra salir de aquí sin mi permiso, bajo ningún concepto. ¿Entendido?
—Sí, señor Loyd.
—Pues a trabajar. Más tarde vendré a ver cómo estás dejando de reluciente esto.
En cuanto Loyd se fue, Half vomitó, aunque fue más bien poco, porque apenas había comido en las últimas horas. Quizá se había mareado por el bamboleo del barco, ya que el mar estaba picado, o por el fuerte olor de los animales y el ruido que hacían, pues no disponían de espacio para moverse y se pisaban unos a otros. O, tal vez, fuera por los nervios acumulados tras todo lo sucedido.
Enseguida se puso a pensar en cómo afrontar su cometido. Miró a su alrededor. El almacén era grande y había decenas de jaulas que limpiar. Se dio cuenta de que iba a ser imposible mantenerlo limpio, porque por mucho que él se esforzara, los animales seguirían haciendo sus necesidades. Tendría que limpiar una y otra vez, y no sabía cómo hacerlo. Era demasiado trabajo para una sola persona. Solo veía dificultades y se quedó bloqueado. Estuvo así más de una hora, hasta que alguien le susurró al oído:
—¡Solo empieza! ¡Hazlo ahora!
El joven se sorprendió. Parecía que había sido su loro, no había nadie más con él. Normalmente, repetía frases que había oído antes, pero aquella era nueva. Half no dijo nada, pero en su mente guardó las palabras de su amigo y comenzó a trabajar.
Ya no le importaba que el mar estuviera picado, el alboroto de los animales ni el insoportable olor. Ni siquiera estaba nervioso. Cogió los utensilios que necesitaba y limpió jaula tras jaula. Intentaba adecentarlas lo máximo posible sin molestar demasiado a los animales. Así estuvo, con su amigo siempre en el hombro, hasta que se hizo de noche. Pero el joven no se dio cuenta: como no veía el exterior, había perdido la noción del tiempo.
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Half
AdventureNota: El primer libro ya esta completado y en el Capítulo 15 os dejo un avance de la segunda parte sin editar. Sinopsis: Es la historia de un húerfano llamado Half. El chico se gana la vida haciendo de guía turístico a los viajeros que desembarcan...