CAPÍTULO 4 LA JAULA OSCURA

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Las responsabilidades de Half en la cocina fueron aumentando día a día. Loyd seguía distante, pero ya le había dado permiso para comer. No hizo falta que le preguntara a Bread si se iba a quedar con el chico, ya que a simple vista se notaba que estaba más que contento con su trabajo. Y a Jim lo tenía siempre detrás. No paraba de contarle historias suyas de cuando era pequeño y solamente se callaba cuando Bread le gritaba. A Half no le molestaba escucharlo, muchas veces incluso se sorprendía con sus anécdotas.

Con el carnicero, apenas trataba. Se limitaba a indicarle cada mañana lo que necesitaban para las comidas. Durante la noche, conciliar el sueño era difícil. Ni siquiera los tapones de tela que él mismo se fabricó eran efectivos. Después de un día de trabajo especialmente duro, el joven al fin cayó rendido en un sueño profundo. El Pequeño Pirata reposaba sobre su pecho, como cada noche.

-Half, ¿estás durmiendo? Half, despierta, ji, ji. Half, soy yo... -susurró una voz en el oído del chico.

-¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí, Jim? ¿Ha ocurrido algo? -susurró Half para no despertar al carnicero.

-No, ji, ji.

En ese momento, los ronquidos cesaron. Los muchachos permanecieron quietos, temiendo que estuviera a punto de abrir los ojos. Pero se dio la vuelta y volvió a roncar.

-Shhh, baja la voz, Half, o conseguirás que se despierte, ji, ji.

-¿Que yo conseguiré que se despierte? Pero si soy yo el que apenas duerme por sus ronquidos.

-No le gusta que lo despierten, Half, ji, ji. Yo antes dormía aquí con él y...

-Jim, ¿me has despertado para contarme que antes dormías aquí?

-Nooo. Calla y escucha. ¿Lo oyes?

-Pues claro que lo oigo. Ya te he dicho que no me deja dormir.

-No me refiero a eso, Half. Presta atención...

Un ruido provenía de la cubierta principal, pero, con los ronquidos del carnicero, apenas se oía.

-Vamos, Half, sígueme -dijo Jim, sonriente.

Half se quedó sorprendido al llegar: gran parte de la tripulación estaba reunida en la cubierta principal. Había hombres bebiendo y jugando a las cartas, mientras un grupo de marineros observaba la partida. Algunos tocaban instrumentos musicales y otros se dedicaban a compartir sus recuerdos de aventuras pasadas. Unos pocos se desentendían de todo y se apoyaban en las esquinas.

-¿Qué es esto, Jim? ¿Qué celebran?

-Es el primer jueves del mes. Contamos los días para que llegue el primer jueves de cada mes, ji, ji. Antes, el capitán tenía las fiestas prohibidas, pero los marineros le pidieron que por lo menos hubiese una al mes, y acordaron que fuera el jueves. Algunos dicen que hizo ese trato para que el clan de la rata se uniera a la tripulación, ji, ji.

-¿El clan de la rata?

-Sí, Half, el clan de la rata, ji, ji. ¿Acaso no sabes dónde te has metido?

-Bueno..., yo pensaba que...

-Nuestro capitán no es un capitán cualquiera. Es el mejor capitán que jamás ha surcado los mares. Inglaterra tiene un serio problema con los piratas y el mismísimo rey le dio una patente de corso a nuestro capitán para acabar con ellos, ji, ji.

-¿Por eso vamos a Madagascar? ¿Y qué pinta el clan de la rata en esto?

-¿Que qué pinta? ¡Mira lo que hay a tu alrededor, Half! No creerás que para conseguirlo se necesitan mercaderes normales y corrientes, ji, ji. Casi todos los que están metidos en esto forman parte del clan de la rata. Algunos dicen que los controla William Moore. En el pasado fueron piratas o mercenarios, y muchos siguen siendo leales a su antiguo líder, Hendrick van der Heul. El resto de la tripulación está bajo el mando del capitán Kidd desde hace mucho tiempo. Les ha prometido grandes riquezas, además, tienen permitido destrozar a los barcos franceses, ji, ji.

HalfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora