Caminar por ese lugar con toda esa gente yendo de un lado a otro le causaba cierto temor, nunca había estado rodeada de tantas personas en su vida, odiaba el momento porque la estación era enorme frente a sus ojos, pero aquello le decía que en cualquier momento iba a desarrollar claustrofobia a pesar de que no existían paredes a su alrededor.
Fleur Delacour, vistiendo el impecable uniforme celeste a juego con el sombrero puntiagudo que escondía un poco su cabello rubio, iba caminando a un lado de la niña que no tenía ni la más mínima idea de que hacer y seguía jalando su carrito con sus pertenencias mirando siempre hacia enfrente, a veces disculpándose con los que se cruzaban en su camino por casi chocarles.
―Debes calmarte. ―hablo la rubia sosteniendo con delicadeza las manos de la azabache―. Sé que estas nerviosa, lo estabas también cuando entraste a Beauxbatons, pero por alguna razón el director Dumbledore requiere tu presencia en Hogwarts.
―No entiendo porque Madame Maxime lo permitió. ―se detuvo cuando llegó a donde debía dejar sus pertenencias, tomo una mochila colgándola en su espalda y volteó para ver a Fleur―. No es que me moleste, al contrario, pero sigo sin entender.
―Yo lo sé mejor que nadie, pero nunca reniegues de las ordenes de un superior, solo obedece. ―dejo un corto beso en su frente haciéndola sonreír. La iba a extrañar mucho, había encontrado refugio en ella y en la directora Maxime cuando más sola se encontraba.
El anuncio de que el tren saldría en menos de tres minutos la hizo asustarse. Odiaba llegar tarde a cualquier mínima cosa que se presentara. Por eso, sin más preámbulos, abrazó a Delacour fuertemente sabiendo que no la vería hasta que llegasen las vacaciones y pudiera volver a Francia, donde estaba ahí su familia.
Le dolía separarse de todos. Sentía como si le estuviesen arrebatando otra familia. Parecía que el destino estaba empeñado en dejarla siempre sola al final y eso odiaba; la soledad era su peor enemiga.
―Tengo que irme ya, les extrañaré demasiado, dile a la directora Maxime que estoy my agradecida por haberme permitido abrirme sus puertas. ―se alejó de la rubia después de abrazarla por segunda vez―. Gracias por haberme aceptado como a una más y no hacerme a un lado por ser hija de muggles.
―Eso es lo de menos, jamás bajes la mirada ante nadie por tu línea sanguínea. Tus padres estarían muy orgullosos de ti sea donde sea que estén. ―Fleur debía parar, estaba a nada de comenzar a llorar y la azabache también―. Ahora, ve por ellos, conquista Hogwarts, demuestra el poder que tienes y nunca permitas que te aplasten, eres la más inteligente de todos, recuérdalo siempre Bela Jones.
―Siempre lo tendré en cuenta.
Dándose la vuelta completa para darle la espalda a la mayor, Bela camino a paso seguro pero acelerado por dos razones: iba tarde y porque no quería mirar hacia atrás.
Se conocía, había amado Beauxbatons con toda su alma porque ellas se habían portado de la forma más maravillosa que una persona con sentimientos pudo comportarse. La llenaron de amor, le hicieron sentir en familia y le hicieron ver que su proveniencia no importaba en ese mundo.
Dentro del tren se dispuso a buscar un sitio vacío, donde pudiese sentarse a admirar por la ventana, donde nadie la pudiese molestar. Un lugar donde pudiera ordenar sus pensamientos sin tener que reprimir las emociones sentidas en esos momentos. Sí, quería llorar, no era cobarde ni mucho menos aguantaría las ganas. Siempre le enseñaron a no detenerse porque las lágrimas decían mucho más que las palabras.
No había hablado con nadie, inclusive nadie había notado su presencia, parecía que era invisible o quizás la encontraron intimidante al estar usando una capa negra con un gorro que cubría gran parte de su rostro cuando subió al tren.
En un intento por desviar sus pensamientos, recordó lo sucedido hace dos semanas, unos días antes de que fueran a comprar las nuevas cosas que necesitaba para su nuevo grado. Había sido llamada a la oficina de Madame Maxime, creyó que había hecho algo malo, pero todos conocían que esa niña era incapaz de matar hasta a una mosca, por eso fue confiada hasta la dirección solo para recibir el golpe de su vida: sería transferida, pero no a cualquier colegio. El más famoso colegio de magia y hechicería, Hogwarts, había estado reclamando su presencia para cursar el tercer año en adelante.
Reía de solo recordarlo. ¿Cómo era eso posible? ¿Qué razones existían para que ella fuese a estudiar allá? La estaban sacando de su zona segura, aunque tampoco mucha oportunidad de protestar tenía. Para cuando se dio cuenta de sus acciones, estaba empacando todo en sus nuevas valijas junto a las cosas que fueron enviadas con la carta.
Un toque en la puertita la hizo mirar hacia el otro lado, un chico de cabellos rojizos la hizo fruncir su ceño confundida, quito el seguro permitiéndole pasar no sin antes saludarle educadamente.
―Hola, soy Ron Weasley, tú debes ser la nueva chica, ¿cierto? ―Narella asintió un poco tímida por la presencia del pelirrojo, pero no lo demostró.
―Un gusto, soy Bela Jones. ―estrechó su mano con la de Ron para unirlas en un animado y amable saludo.
―Todos en el tren están hablando de ti, ya saben que habrá una nueva chica en Hogwarts y que estará con los de primero para ser asignados a sus casas. ―para ese entonces, Ron ya había tomado asiento frente a ella haciéndola sorprenderse por el acto del pelirrojo.
―Sí, bueno, también es inesperado para mí, si es lo que piensan sobre mi llegada. ―fue lo único que atinó a decir.
―Si no te molesta, ¿podría decirles a mis amigos que vengan? Seguro te caerán muy bien.
Pero no espero respuesta, Ron, así como entro, salió para ir en busca de sus dos mejores amigos y así hacerle compañía a la azabache quien aún se encontraba algo confundida por la gran e inesperada amabilidad del chico que ya comenzaba a caerle bien.
En un abrir y cerrar de ojos, sintió el lugar muy frío, miro hacia la ventana notando como el vidrio se congelaba y las luces comenzaban a parpadear. Un escalofrió recorrió su espina dorsal, se levantó para verificar lo que sucedía, pero antes de que pudiese salir, el movimiento brusco del tren al detenerse, la hizo caer golpeándose la cabeza fuertemente. Se levantó con mucho esfuerzo, saco la varita de su mochila apuntando al vidrio de la puerta creando una especie de cortina oscura en forma de protección que la hacía quedar ajena a lo que sucedía en el tren después de que las luces se apagasen.
Un ligero dolor de cabeza la hizo sentarse de nuevo llevando una de sus manos a ésta y con la otra sosteniendo todavía la varita para defenderse por si alguien o algo trataba de entrar, pero antes de que sus fuerzas de salir se lo permitieran, una debilidad invadió su cuerpo para hacerla desmayar en su asiento después.
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ʟᴏꜱᴇ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ ⸻ ʜᴀʀʀʏ ᴘᴏᴛᴛᴇʀ
Fanfikce⸻ ❝ No necesito que nadie me diga quien soy yo en realidad ❞. Bela Jones llega a Hogwarts por órdenes de Albus Dumbledore quien solicitó su presencia en el colegio. Con dudas e inseguridades en su cabeza, hace su entrada al nuevo colegio el cual no...