Capítulo 1

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Dedicado para: EsmeraldaGutierrez72

El miedo es el sentimiento más humano que existe, pero nadie aprecia realmente la sensación de sentir las frías gotas de sudor correr alrededor de un cándido cuerpo que se hunde en medio de un abismo que no parece tener fin hasta que en un efímero momento un golpe aturde el resto de sentidos y el chillido de algo rompiéndose es el único recuerdo que aún vive dentro de una cabeza atormentada por el rojo carmín de sus pecados.

"¿Y sí...? " la pregunta se hunde con el barco que acaba de naufragar y que se pierde en medio del bravo mar del arrepentimiento, del pasado que jamás podrá enmendar porque el destino decidió que su viaje debía concluir.

***

Un trueno retumba en medio de la habitación, la luz cegadora del rayo ilumina todo el lugar y hace despertar sobresaltado a un hombrecillo que gime y solloza con desesperación. Su pecho agitado brinca de arriba hacía abajo y sus manos tiemblan, quieren moverse y abrazarse así mismo como cada noche lo hacía, pero no responden; simplemente sigue llorando silenciosamente sin entender que sucede.

Sólo recuerda el aire golpear su rostro mientras él cae y su esperanza muere con él.

La sola escena lo hace estremecerse, por fin sus brazos responden a sus suplicas y lo arropan, lo abrazan con el amor que siempre anhelo, lo protegen con la valentía de una espada y con la seguridad del marfil. Se siente seguro.

Pasa el tiempo, esta seguro de que quizá ha pasado más de una hora con la cabeza enterrada dentro de las piernas y con su respiración errática que poco a poco se calma junto con el huracán que resuena a través de aquellas cuatro paredes. Cuando por fin se siente capaz de levantar su mirada, confirma lo que se había percatado desde el primer momento en que sus ojos se abrieron.

No está en su preciado hogar... Si es que así se le puede llamar a ese infierno

Sacude la cabeza y borra ese pensamiento de su cabeza. Sus pies ligeros lo llevan a inspeccionar la habitación, se limpia el rastro de lagrimas de forma tosca y toma el primer objeto afilado que encuentra.

No debe de fiarse de nada ni nadie.

El pensamiento se repite una y otra vez como un bucle dentro de su cabeza. Se mantiene atento al más mínimo rastro que delate a su captor y entonces lo escucha. Una pisada y un exhalación profunda, tan grave como un contrabajo.

Su movimiento es simple. Intuye donde se puede encontrar por el ruido y la calidez repentina. El movimiento es audaz y volátil como él. Pero para su sorpresa su anfitrión no retrocede, sólo lo analiza desde la oscuridad con una sonrisa que debe admitir que le incomoda.

—¿Quién eres?

—¿A quién esperas?—murmura como respuesta.

Dos rubís brillan en medio de la oscura habitación. Hay algo que en definitiva no le gusta en esa mirada confianzuda.

—¿Quién eres?—insiste, no va ceder tan fácil. Él no se doblega ante nadie.

—¿Quién crees que soy?

El pelinegro comienza a perder la paciencia, pero no se arriesga, no vale la pena jugarse la vida ahora por su orgullo. Va esperar a saber más.

—¿Te doy miedo, Quackity?

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Todos lo saben—replica, pero él pelinegro ahora esta a la defensiva. Nadie lo ha llamado Quackity en años, él es el poderoso Big Q, todos lo conocen por tal apodo.

Acuerdo de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora