Capítulo 2

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Quackity no puede creer lo que hace. Caminar en medio de la espesa nieve mientras ve a los lejos su preciada ciudad saqueada y quemada, no por completo, pero sí todo aquello que hiciera referencia a él.

Realmente creyeron que habían ganado. Es una lastima que jamás planearon que regresaría más fuerte e inteligente, podría decirse que incluso regresó de los muertos de una manera no tan metafórica.

Había cerrado un trato con su sangre para derramar la del resto.

Primero debía recuperar su poder, después iría por cada uno de ellos... Ya se le ocurriría algo entretenido para su "rencuentro".

La sola idea de pensar en aquello le hacía sonreír y olvidarse por un momento del precio que tenía que pagar... Cuándo recordaba el pasado no podía evitar sentir que había hecho lo correcto. Valía la pena dar su vida por hacerlos sufrir.

—Pareces realmente feliz—susurró una voz dulcemente en sobre su oído.

Quackity suspiró exaltado. Aún no se había acostumbrado a tener la voz de ese desconocido tan cerca de él. Debía admitir que le era incómodo oírlo tan cerca y saber que estaban a kilómetros de distancia.

—Hice un buen trato, no entiendo porque no debería estarlo—repuso.

—Eres la primera persona que veo que realmente está disfrutando cada parte de su plan—comenta—. La mayoría no deja de pensar en el pago que deberán darme cuando todo finalicé.

—Quiero disfrutar hasta el último momento de esto—murmura—. Si ya pagué, lo mínimo que puedo hacer es tomarme el tiempo de saborear mi venganza, ¿No lo crees?

—Me gusta tu actitud, pero te recomiendo no dejarte llevar, a veces tu confianza puede ser una consejera bastante mezquina.

—Lo tendré en cuenta.

El silencio vuelve a reinar entre ellos, hasta que unas voces parecen acercarse hasta él dueño de aquel país en ruinas. Corre lo más rápido que puede para esconderse detrás de un mural dañado, contiene la respiración con cada pisada más cercana a él. Podría atacarlos, pero prefiere jugar por ahora a la segura, en su debido momento tomará los riesgos necesarios para obtener los resultados correspondientes.

Los pasos se detiene a escasos centímetros de la pared semi-demolida. Y entonces oye su voz.
Dream.

Ese maldito bastardo. Lo odia tanto que no puede evitar tensar la mandíbula y apretar las manos.

Se le iría encima si pudiera, pero sabe que eso sería un suicidio, y aunque la idea le tienta, prefiere hacer algo más elaborado para su rencuentro.

—Finalmente murió.

—Eventualmente tenía que suceder—escucha la voz de Purple—, era un bastardo, tenía deudas que pagar con todo el mundo... Algún día tendría que pagarlas.

Quackity sonríe, él mejor que nadie sabe que eso es verdad y contrario a lo que muchos esperaron por años. Él no se arrepentía de nada. No se arrepentía de cada maldita decisión que había tomado y a donde eso lo había dirigido. Porque si tenía ese imperio de renombre, esa reputación de temer y ese poder, no lo ganó con besitos y palabras dulces; él sabe perfectamente el precio que tuvo que pagar y no se arrepiente de haberlo dado todo.

Al final, siempre tomó la mejor decisión. Tomó la única decisión que lo haría dejar de ser un peón y convertirse en el rey del ajedrez. 

Big Q no era remplazable. Big Q no era una pieza más a la que podían mover. Él era la pieza que movía al resto. Ninguno de ellos daría un paso si él así no lo quería, lástima que Dream fuera tan molesto e interviniera tanto en sus planes, pero también pagaría.

Acuerdo de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora