Quackity esta feliz. Por fin concluyó la primera parte de su plan. Ahora ya no tiene al chismoso y lame botas de Purpled rodando sus espaldas.
Por fin podía dormir en paz sabiendo que el camino ya estaba trazado y no había marcha atrás.
Cuando terminó de quitarse la ropa, guardar sus planes y armas en el lugar correspondiente, apagó la luz de la habitación. Con los pies descalzos y a pasos acelerados se dejó caer sobre la cama individual, se cubrió con una frazada y cerró los ojos buscando que pronto los brazos de Morfeo lo atraparán.
Pasaron cinco minutos, después diez, después quince y por último treinta; y se mantenía igual de consiente que cuando se fue acostar. Harto de la situación abrió los ojos y se sentó en la orilla de la cama, balanceando sus pies de un lado a otro, mientras un breve recuerdo llegaba hacía él de unos pequeños pies mecerse a su lado, mientras unas inocentes y dulces risas inundaban el sitio.
Aún recuerda esas pequeñas frágiles manos aferrarse a su brazo con desesperación y terror. A veces sus pies golpeaban su espalda, cuando lo resguardaba detrás de él e intentaba ser fuerte para que no llorará.
—Tubbo—su voz no pudo evitar flaquear al mencionar a su difunto hijo.
Un gimoteo lastimero salió de sus labios mientras bajaba su cabeza y apretaba con fuerza sus manos. Sin darse cuenta su respiración se volvió más errática y las lagrimas comenzaron a desbordarse una tras otra.
Hace varias noches que no había soñado con él. Con sus abrazos y los difíciles momentos que pasaron juntos. Lo extraña tanto. Tubbo había sido lo único que tuvo como soporte cuando sentía que su mundo se venía a bajo. A pesar del conflicto que tuvo con él antes de construir las nevadas, siempre lo amó, jamás tuvo algún especie de rencor hacía él; e incluso hizo todo lo que pudo para protegerlo, pero, igual que siempre, no fue suficiente.
Recuerdas sus llantos nocturnos y la forma en la que siempre dormía con él. Recuerda haberlo visto crecer, hornear algunos pasteles que casi quemaban la casa en más de una ocasión; pero valía la pena si con eso podía verlo feliz. Tubbo fue la única razón por la que jamás dejó a Jschaltt. Temía que si se iba, su hijo se quedará solo con ese demonio y él pudiera matarlo.
No quería que Tubbo sufriera él mismo infierno que él pasó... Hubiera preferido morir antes que ver a su pequeño partir.
Recuerda el terror en su mirada, sus manos temblorosas aferrándose a él como podía.
Jura que intentó apretar la herida, recuerda sus manos llenas de la sangre de su hijo y los susurros que poco a poco se perdían en el canto desolador de la noche.
Sus últimas palabras quedaron grabadas en su memoria, mientras las lagrimas de ambos manchaban la escena.
"Why me?"
Él no lo sabe... No sabe porque se realizó ese atentado en su contra.
Todos creyeron que fue él, pero es claro que no lo conocen, jamás hubiera hecho algo en contra de Tubbo. Él y Tommy fueron su más grande adoración, y perdió a ambos de la manera más dolorosa posible.
¿Por qué ellos se tuvieron que marcharse primero? ¿Por qué la vida siempre lo golpeaba donde más le dolía?
Su llanto continuó un par de minutos hasta que escuchó un grito. El susto que le causó aquello apagó su llanto por completo, tembloroso se secó las lagrimas y tomó su arma. Salió de la habitación a paso ligero, cuidando de hacer el menor ruido posible mientras subía las escaleras. Todo parecía provenir de la habitación del hechicero.
Quackity dudó en si entrar. Se notaba que al señor le gustaba su espacio, pero los ruidos cada vez eran más intensos y desgarradores de escuchar, así que sin pensarlo mucho abrió la puerta y escaneó rápidamente la habitación, confirmando que parecía que él brujo sólo parecía tener una pesadilla de la que despertó en el instante en el que pensaba marcharse.
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Acuerdo de medianoche
FanfictionEl ruido de huesos chocando contra el pavimento es lo último que escucha antes de morir. Pero una última oportunidad le devuelve la esperanza... Un trato único se abre paso en la oscuridad y lo mira con ojos fieros. "¿Qué estarías dispuesto a dar po...