thirteen

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ALESSIA ⚠️

No sabía si podría soportarlo más.

—Mierda—susurré, mi voz quebrándose contra mi control.—No sé si pueda—respiré, mi coño palpitaba a su alrededor como un latido. Cogimos antes, pero nada podía compararse con lo que sentí mientras Charles permanecía dentro de mí, sin moverse.

Era completamente consciente de lo llena que estaba mientras su cuerpo se presionaba contra el mío, sin dejar espacio entre nosotros.

—Dime que pare, y lo haré—murmuró Charles, quitando mi cabello del camino para dejar un beso en mi hombro. —Solo di la palabra—Estaba sin aliento y su voz tensa.

Ambos estábamos consumidos por la lujuria, impulsados por el deseo de no dejar que esto terminara.

Podía sentir su semen goteando fuera de mí, haciéndome cosquillas en la parte interna de los muslos. Charles todavía estaba duro, latiendo dentro de mí mientras su aliento abanicaba mi piel con suaves caricias como plumas. No quería que se detuviera. No cuando se sentía tan bien como lo hizo.

—No te detengas—susurré, empujando mis caderas hacia atrás. Charles gimió, pasando las puntas de sus dedos sobre la hendidura de mi columna hasta que su mano se curvó sobre mi cintura, encontrando su lugar justo debajo de mi ombligo.

Presionó la palma de su mano en la parte inferior de mi estómago, agregando la cantidad justa de presión y gemí en las sábanas.

Otra cosa que no sabía que me gustaba.

Charles masajeó el área y estaba segura de que era posible que me corriera así.

—Podría quedarme así para siempre–dijo en voz baja, entrelazando sus dedos con los míos con su mano libre.

Su pecho presionaba mi espalda, mi frente hundida contra las sábanas. Charles me tenía atrapada, sujetándome con el peso de su cuerpo. Incluso si quisiera moverme, no podría.

—¿Tienes idea de lo bien que se siente estar dentro de ti?– Charles susurró, levantando sus caderas y se deslizó fuera de mí, dejando su punta apenas tocándome. —Muerde esa almohada, cariño. La vas a necesitar.

—Joder— murmuré, agarrando la almohada y tirando de ella hacia mí.

Tres malditos meses—gruñó Charles, estrellándose contra mí y dejé escapar un grito estrangulado por la fuerza de eso. —No dejaré que te vayas de nuevo. No tan pronto—Otro empujón. La almohada amortiguó mis gemidos, pero no tuve tiempo de recuperar el aliento antes de que Charles se retirara y entrara en mí nuevamente.

No se movía rápido. Sus acciones fueron lentas pero poderosas y se me llenaron los ojos de lágrimas por su intensidad. Todo mi cuerpo hipaba con cada caricia y mis nudillos se pusieron blancos mientras agarraba la almohada. Los dedos de mis pies se curvaron mientras un hormigueo se extendía por mis piernas.

—Vas a hacer que me corra de nuevo—susurré, perdiendo la cuenta de cuántas veces tuve un orgasmo. Sus labios en mi cuello, su piel contra la mía, su palma plana presionada contra la parte inferior de mi estómago, fue extremadamente abrumador, de la mejor manera posible. Charles retiró su mano y sentí que su peso disminuía mientras se sostenía.

-𝐏𝐑𝐄𝐂𝐈𝐄𝐔𝐒𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora