nineteen

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ALESSIA

¿Él es tu novio?preguntó Cecelia, su tono mezclado con picardía. Casi me ahogo con el café que hizo Charles. ¿Mi Novio?

—No—dije, sacudiendo la cabeza mientras me aclaraba la garganta.

—¿Está segura?—preguntó de nuevo, sus ojos entrecerrándose en rendijas mientras me miraba. Por supuesto que pudo ver a través de mí, pero no estaba mintiendo. Charles y yo no teníamos una relación, eso estaba claro.

Pero ¿qué éramos? ¿Solo dos personas que follaron y tuvieron citas? ¿Amigos con beneficios? No creo que ese título incluyera fechas, fiestas de pijamas y comidas caseras.

—Sí, estoy segura, quiero decir, no lo sé, Lia. Tuvimos una pequeña discusión y le dije que no era suya—murmuré, casi haciendo una mueca por mis palabras.

Las cejas de Cecelia se levantaron en estado de shock y avanzó poco a poco, la curiosidad plasmada en todas sus facciones.

—¿Que dijo el?.

—Nada.—Me encogí de hombros. —Simplemente se rió de mí.

Ooh—susurró ella. —Interesante.

—¿Cierto? ¿Qué quiso decir con eso? Me enojó tanto en ese momento que apenas pensé en eso—dije, tomando otro sorbo de mi café. Coco dormía plácidamente en su portabebés, justo al lado de mis pies.

Cecelia dijo que no era amigable, pero la gatita me pareció muy amigable, o tal vez Charles la había ablandado.

—Alessia—dijo Cecelia, captando mi atención.

La miré.

—¿Qué?

—Ya sabes cómo se ríen los hombres con pollas grandes cuando dices que tienen una polla pequeña—dijo, dando un mordisco a la tostada que había preparado.

Me reí.

—Sí, ese suele ser el caso.

—¿Qué?—Pregunté de nuevo, reflexionando sobre ello por un segundo y luego me di cuenta. Charles sabía que me tenía envuelta alrededor de su dedo. Es por eso que no tenía refutación contra eso, casi como si encontrara humor en el hecho de que lo negara.

—Espera. ¿Estás diciendo que...—Me detuve, observándola asentir en respuesta. me burlé.

«Ese hijo de su pu... espera Alessia no conocemos a la mamá de charles no la podemos insultar»

—Sip—dijo ella.

—Apenas lo conozco—dije, y esa era la verdad. Apenas conocía a Charles. Sabía que no podía alejarme de él. También sabía que me follaba bien y me alimentaba a veces, pero eso era todo.

—¿Cuál es tu punto? Conócelo entonces. No hay nada de malo en intentarlo—dijo Cecelia, encogiéndose de hombros mientras se aseguraba rápidamente de que Coco todavía estaba bien. El gatito estaba acurrucado en una manta suave sin ningún cuidado en el mundo.

Mis labios se apretaron.

—Tienes razón. Necesito abrirme más.

-𝐏𝐑𝐄𝐂𝐈𝐄𝐔𝐒𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora