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Durante el siguiente día, evito ver a YoonGi, decidí entrar a la biblioteca para buscar sobre el dibujo que hay en el techo de mi habitación, pero sin algún indicio no sé ni por dónde empezar. Deslizo mis dedos por las tapas de los diversos libros, unos más viejos que otros, y me detengo sobre uno en específico que llamó mi atención. Lo tomó y observó los detalles antiguos, está algo viejo.

El libro es totalmente negro, tiene pequeños destellos dorados, hay un seguro que simula una enredadera seca y veo que, aunque tiene ese impedimento para leerse, al tocarlo simplemente se abre. Me repito mentalmente que solo es una falla y que no debería sorprenderme por esto, así que reviso la primera hoja y el título me deja intrigado, solamente es una palabra.

"Wendigo"

No reparó demasiado en ella porque no tiene nada fuera de lo común, veo la segunda hoja y hay muchos dibujos extraños, en los cuales la cabeza de un hombre va haciéndose una calavera alargada. Paso a la tercera hoja y esta vez ya no es un hombre, sino que es una calavera de animal que va desarrollando cuernos muy similares a los de un ciervo, a los que vi en el bosque. Para la cuarta hoja veo que el cuerpo, se torna delgado, largo, esquelético, el cuello desarrolla melena y se anda en cuatro patas, como si fuese animal.

Cuando tomo la quinta hoja y la giro, me doy cuenta de que está unida a la sexta e intentó despegarlas, lo cual no funciona. Dejó el libro sobre una mesita cercana y con las dos manos me aseguro de hacerlo lentamente para no estropearlas o dañar lo escrito.

—¿Buenas tardes?— escucho a mis espaldas y automáticamente dejó de hacer lo que hacía para girar a ver quién demonios es porque su voz es nueva para mí.

El chico es un poco alto, cabello castaño y sonrisa similar a la de un conejo. No parece ser un ladrón ni nada parecido, así que continúo examinándolo. Va de traje de vestir, en su mano hay un maletín café y en la otra trae varios papeles, de alguna manera deduzco que debe ser uno de los maestros.

—Soy JungKook.— dice tranquilamente, adentrándose y dejando sus cosas sobre el libro que yo intentaba leer —Mi hermano SeokJin ya está con el tuyo, quedaron en su habitación.— me informa, tomando asiento en uno de los sillones que hay junto a nosotros.

Olvido por completo lo que estaba leyendo, miró hacia la puerta y únicamente puedo rogar que YoonGi no haga nada malo con el otro chico porque su hermano JungKook parece agradable. Tomó asiento frente a él y veo como comienza a sacar las cosas de su maletín para extendérmelas junto a una pluma y un libro, solo es álgebra.

—¿No piensas decirme tu nombre?— cuestiona JungKook sacándome de mis pensamientos y me apeno de golpe por haber olvidado presentarme.

—Soy JiMin, solo dime así.— respondo con naturalidad.

—Bien, JiMin, hoy daremos un repaso para ver qué tal andas en la materia y me iré antes del atardecer.— señala alegremente —Te dejaré tarea y vamos a estar viniendo cada semana para supervisarlos. Llevaremos sus trabajos a la escuela y les daremos sus calificaciones cuando los directivos los hayan revisado.

Asiento conforme habla, pero mi curiosidad recae en el hecho de que al igual que los señores Jung se irá antes del atardecer. De alguna forma mi cabeza dice que debería preguntar, aunque siento que podría ser solo una casualidad.

—¿Por qué se van tan temprano?— pregunto enviando todo a la mierda.

JungKook detiene sus acciones y me observa con sus ojos grandes de ciervo, los cuales destellan puro pánico. Entonces mira detrás de mí, hacia la ventana que da al bosque y luego a la puerta de la biblioteca, como si se asegurará de que nadie nos espiara.

—¿Has escuchado sobre los wendigos?— duda a lo que yo niego con la cabeza, aunque tengo presente que acabo de leer un poco al respecto, pero eso no es suficiente para saciar mi curiosidad y él prosigue —Son monstruos, seres oscuros que en su momento también fueron humanos, pero que por diversas cuestiones terminan siendo poseídos. O quizás, solo tal vez, haya otras razones más crueles que ese cruel destino.— dice con un tono de voz extraño.

—No creo que eso exista.— me sincero, sonriéndole a medias.

—Los Wendigos comen personas, se alimentan de su miedo, sus gritos y dolor; devoran sus almas, machacan sus huesos y trituran su carne con tanta lentitud, que sin duda alguna son lo que son... Demonios.— continúa, pero esta vez con más demencia y desesperación, casi sin aliento.

Observó a JungKook como si estuviera loco, pero rápidamente cambió mi semblante porque no quiero ser grosero, agacho el rostro y veo los papeles que me ha dado. No volvemos a tocar el tema mientras que me da las clases, trabajamos en silencio y luego de finalizar lo ayudó a recoger todo para llevarlo a la puerta, su hermano no lo espera como se supone que debería.

—¿Crees que debamos ir por él?— me pregunta, no como si yo tuviera otra opción, sino más como pidiéndome permiso para entrar en mi hogar.

—Claro, vamos.— respondo sin más y subimos tranquilamente.

Sin embargo, a medida que nos vamos acercando puedo escuchar golpes contra la pared, pequeños jadeos y gritos agudos que me asustan al instante, suena a que alguien está peleando. Dejo a JungKook para correr a la puerta de mi hermano y la abro sin más porque en mi cabeza me imaginaba que estaba lastimando a SeokJin, pero no es exactamente eso.

La escena me hace quedarme quieto, YoonGi tiene al chico contra la cama, en cuatro, con el rostro hundido en las almohadas y su gran mano le toma por sus cabellos rubios mientras se lo folla rudamente. Mi hermanastro es consciente de que los estoy viendo, lo hace desde que abrí la puerta, pero mi presencia solo lo alienta a volverse más violento contra el chico.

Todo lo está haciendo mientras me mira fijamente con sus dilatados ojos oscuros y me sonríe, o por lo menos hasta que saca su miembro del hermano de JungKook y se masturba para mí.

—JiMin.— gruñe mi nombre con deseo y se corre, su esperma le llena la mano.

🌙

𝖂𝖊𝖓𝖉𝖎𝖌𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora