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Llevaba días, tardes y noches enteras corriendo por el bosque. No logre encontrar un inicio y mucho menos un final. No estaba seguro si habían pasado cuatro o cinco días desde que me adentre, todo estaba muy confuso para mí porque no había nada más que árboles. Estaba desesperado como el infierno porque no había comido en todo este tiempo y el agua que encontraba en charcos no me saciaba.

No podía más, no lo iba a lograr si continuaba así, pero cada vez que creía que podría por fin salir me encontraba perdiéndome mucho más. Me encontraba jodido porque durante este tiempo sentía que me seguían, estaba seguro de que era la cosa que vi o bien podría ser YoonGi, ya no sé qué pensar.

Dormir dejó de ser una opción desde que las pesadillas volvieron a mí con más intensidad, recordé las palabras de YoonGi en la mansión, su supuesta versión del orfanato y no sabía qué creer. Era verdad que yo no podía confirmar que los demás niños salieran de allí realmente, pero era solo lo que veía y lo que pasará de fondo era algo que no sabría verdaderamente.

YoonGi sabía del bosque a lado del orfanato y eso no sabía cómo tomarlo, de niño e incluso de adolescente fui múltiples veces, las memorias están confusas, no recuerdo que hacía o a que iba. Solamente tengo bien presente el terror que me provocaba entrar en ese lugar y que odiaba estar en él, había desarrollado fobia por todo lo que estuviera relacionado con el bosque.

Los años pasaron y yo ciertamente no cuestionaba nada, no recuerdo haber preguntado por los demás niños, tampoco haber tenido amigos, solo sabía que estudiaba, comía y dormía en el orfanato. Nunca me puse a pensar más de lo que sucedía a mi alrededor, únicamente estaba viviendo, sobreviviendo a mi manera, diciéndome que saldría de ese lugar porque odiaba estar encerrado mientras veía a todos ser libres con sus familias.

¿Qué si YoonGi decía la verdad?

¿Qué si el orfanato era un sitio para realizar sacrificios?

¿Por qué no recordaba?

¿Cómo lo sabía todo él?

¿Quiénes eran los señores Min?

¿Por qué no me elegían y de repente sí?

Pregunta tras pregunta y yo ya no tenía cordura para responderlas, estaba desvariando de una manera inimaginable, pero no era mi culpa, eran las malditas señales. La figura en mi habitación, la personalidad de YoonGi, la gente que conocí en este tiempo, los hechos a mi alrededor y este maldito bosque que no deja de torturarme, de burlarse de mi dolor y sufrimiento.

—¡BASTA!— gritó fuerte, me dejó caer de rodillas y estiró mi cabello.

No hay respuesta, mi cabeza da vueltas y estoy seguro de que moriré, tal vez de hambre, de sed, de locura, no lo sé. Me recuesto en la tierra húmeda, giró la cabeza a un lado cuando el cielo parece burlarse de mí y entonces veo una oportunidad, una esperanza, allí hay un ciervo mirándome.

Cazar y comer son cosas que se hacen desde siempre, las personas comemos animales, matamos para sobrevivir y yo tenía que hacerlo.

Con mucha lentitud tomé una piedra más o menos grande que había en el suelo, me puse de pie sin hacer demasiado ruido y asegurándome de que el ciervo no se escapara. Como si fuese cosa adrede se acercó a mí un poco más, sonreí porque era fantástico que fuese tan fácil, corte la distancia y lo golpee con todas mis fuerzas en la cabeza hasta simplemente matarlo.

La sangre salió por montones ensuciando mi ropa, mis manos, mi cara y todo yo, pero eso no me importaba porque estaba feliz, tenía hambre y ahora podía comer. Me detuve cuando dejó de moverse y acaricie su pelaje, sus ojos brillantes habían perdido toda luz y cuando parpadee lo que veía no era un ciervo... Era JungKook, yo había matado a JungKook.

—¡NO! ¡NO! ¡NO! Yo no... No quería... Era un ciervo...

Me alejo una distancia considerable de su cuerpo, me intento limpiar el rostro para asegurarme de que no estoy viendo mal y cuando veo de nuevo ya no es solo JungKook, también están SeokJin, HoSeok, los señores Jung y la gente que vi en el camino el día que entré al bosque.

—Es una alucinación.— me digo a mí mismo para calmarme, pero es en vano, todo se ve tan jodidamente real que no puedo controlarme en absoluto y como si fuese poco aparece YoonGi entre los árboles.

—Te dije que estás en mi bosque, siempre estuviste en mi bosque.— repite y yo lo sigo varios metros para golpearlo y desquitarme, pero se esfuma —Te dije que eras mío, que serías mi pareja.— insiste apareciendo más lejos.

—Déjame tranquilo.— suplico harto.

YoonGi me mira no con pena, no con burla, me mira con amor, con deseo, con lujuria y fácilmente puedo deducir que también con hambre. Me confunde el hecho de que está con sus ropas limpias, intactas, perfectas, como si no hubiese estado en el bosque como yo.

—¿Qué es lo que quieres de mí?— preguntó, lanzando la piedra a un lado —Ya no intentaré nada, quiero morirme, ya no quiero seguir con esto.

—No quiero nada de ti, te quiero a ti.— aclara YoonGi, acercándose y acariciando mi cabello sucio —Te voy a contar una historia, JiMin, una muy linda que probablemente hayas olvidado porque tienes miedo de descubrir lo que eres en realidad, de lo que has hecho y sigues haciendo.

—Y-yo no...— balbuceó sin comprenderlo y se acerca para besarme.

Esta vez no soy racional, no me interesa que seamos "hermanos", lo beso de igual manera, le correspondo como es debido y me dejo llevar. YoonGi mete sus manos bajo mi camisa para acariciar mi cintura y subir hasta mis pezones para pellizcarlos y hacerme gemir por la inesperada excitación.

Su lengua se adentra en mi boca y yo uso la mía para moverlas a la par, mis manos le rodean el cuello y lo atraigo hacia mí con necesidad, mi miembro comienza a reaccionar. YoonGi se aleja, me observa unos instantes con sus penetrantes ojos negros y me sonríe de forma extensa, tan tierno y lindo.

—Los wendigos se sienten atraídos por personas perdidas, JiMin, pero ¿Sabes qué pasa cuando alguien entra a su bosque y no está perdido?

🌙

𝖂𝖊𝖓𝖉𝖎𝖌𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora