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—¿Joven Min?— escucho la voz de alguien, pero no reconozco de quien —¡Joven Min!— insiste, esta vez sacudiéndome con un poco de fuerza.

Abro los ojos y observó de quien se trata, no lo conozco, es un chico como de mi edad, cabello rojo, sonrisa enorme y piel aperlada. Me repongo de golpe, miro alrededor y estoy en mi habitación, ya es otro día, estoy aturdido.

—¿Se encuentra bien?— pregunta el chico parándose correctamente y yo asiento lentamente en respuesta —Soy Jung HoSeok, quien se encargará de los recados.

—Oh, sí.— digo, recordando que los señores Min avisaron sobre él y sus padres —Por favor llámame, JiMin.— pido, haciendo referencia al hecho de que me dijo joven Min y bien, fui adoptado, pero sigo siendo un Park.

HoSeok me mira confundido, pero me sonríe —Está bien, joven JiMin, mi madre me envió a llamarle porque ya es algo tarde y el almuerzo está listo.

—Gracias.

El chico de cabellos rojos se da la vuelta con entusiasmo y sale de mi habitación, mientras que yo me pongo en la orilla de la cama y miro mis pies. Acaso... ¿Fue todo un sueño? ¿Fue nuevamente una pesadilla? No recuerdo haber regresado a la mansión. Llevo la misma ropa, pero no mis zapatos y cuando reviso mi cuello la herida que YoonGi hizo ya no está.

No lo puedo creer, siento que mi mente me está engañando, así que me dirijo al espejo de la pared y buscó por todos lados algo que me confirme que sucedió. Aunque no hay nada, no hay un solo rastro de su mordida, menos de la sangre y me siento culpable porque soy solo yo imaginándome cosas.

Me vuelvo a ver en el espejo y me odio por tener tanto miedo, por ser tan cobarde. Sin opciones, optó por no pelear conmigo mismo y busco ropa para darme una ducha antes de bajar. Cuando salgo de mi habitación con lo necesario para hacerlo, me topo con YoonGi y los colores se me suben al rostro. Pese a eso, alzó la mirada un poco para verlo, ya que es más alto y lo sostengo.

—¿Te vas a bañar?— pregunta juguetonamente, viendo lo que llevo en mis manos y por eso es que aprieto más mis prendas contra mi pecho —También voy hacia allá.— comenta, veo que dice la verdad porque también lleva cosas. Entonces se acerca a mí y rodea mis hombros con uno de sus brazos —¿Deberíamos bañarnos juntos como los buenos hermanos que somos? — vuelve a preguntar, poniendo su cabeza sobre la mía.

—No, puedes bañarte primero.— le concedo, alejándome de él y su tacto.

YoonGi me observa, sus ojos muestran muchas emociones, pero las que puedo distinguir a primera vista son coraje y tristeza. Las venas de su frente se saltan y doy algunos pasos hacia atrás para entrar nuevamente en mi cuarto. Cierro la puerta con seguridad justo en su rostro antes de que haga algo y me quedo contra la madera.

Observó como por debajo de la puerta su sombra se pega, toca una vez la madera suavemente, lo ignoro. Luego otra vez el golpe con más fuerza y la tercera llega con tanta furia que comienzo a preocuparme. No pienso abrirle, si lo hago no sé qué sucederá y no quiero jugar a ver qué pasa cuando molestas al psicópata de tu hermano mayor, simplemente no me quiero morir.

—Vas a salir de allí en algún momento, debes comer, debes bañarte, debes estudiar y... debes ser mi hermano.— lo escucho hablar, su voz grave y ronca, como si ya no fuese el mismo YoonGi de hace unos segundos —Me iré a bañar JiMin, pero recuerda una cosa más.— titubea, callándose un instante para luego reír como un jodido maniático y me alejo hasta toparme con mi cama, caigo de sentón en ella —Jamás te adentres en el bosque.

Suelto mis cosas y caen al piso, su sombra se desvanece de la puerta y yo no sé qué hacer. Son las mismas palabras que me dijo ayer, la misma advertencia. Si no fue una pesadilla y todo fue real ¿Dónde está la mordida que me dio? ¿Por qué no hay rastros? Estaba en el bosque y eso es lo último que recuerdo, pero me obligo a hurgar más en ello.

Recuerdo que salí de la mansión, corrí sin fijarme a donde iba y me di cuenta de que sangraba, me detuve para revisarme y traté de calmarme. Me asusté cuando vi que estaba en el bosque, más bien algo me asustó en el bosque.

En mi cabeza solo hay una imagen y vuelvo a intentar recordar, pero no puedo, no hay nada. Cuando voy a darme por vencido, me dejo caer por completo en mi cama y suspiró con frustración. Nuevamente veo la figura que hay en el techo, la forma de una rama de tres y recuerdo los cuernos de venado asomándose entre los árboles, algo me observaba y la humedad que sentí al final en mi cuello.

—Joven Min.— llaman a la puerta y eso me hace ponerme de pie para abrir.

Esta vez es una señora algo mayor, cabello castaño y la misma sonrisa de HoSeok por lo que deduzco es su madre, me calmo un poco al verla.

—Solamente quería avisarle que ya dejamos lista la mansión y las comidas del día, la señora Min me dijo que le dijera a usted antes de retirarnos.

—¿Cómo?— dudo, queriendo haberla escuchado mal, pero al ver cómo me mira me doy cuenta de que es real —Pensé que se quedaban aquí, por las habitaciones del segundo piso.— aclaró.

—Si tenemos habitaciones, más no las vamos a utilizar, tenemos que volver a casa.— responde como si fuese obvio —Aquí estamos muy cerca del bosque.— agrega, aunque más bajo —En fin, excelente día, Joven Min.

—Igualmente, gracias.

La señora Jung se va por el pasillo y decido seguirla para ir juntos, no porque quiera asegurarme de que se vayan, sino porque si se retirara mínimo que me evite toparme con YoonGi a solas en ese trayecto.

Cuando llegamos al primer piso, veo al señor Jung y a HoSeok esperando en la puerta por ella. Me acercó para saludarlos y luego de esa pequeña presentación dicen que ya deben marcharse. Pero me entra curiosidad que digan que deben irse porque es tarde porque aún es temprano, ni siquiera ha anochecido y ellos tienen demasiada prisa por volver al pueblo.

No los cuestiono, muerdo el interior de mi mejilla para calmar mis ganas de preguntar su verdadero motivo. Me dirijo a la cocina y veo que los platillos están hechos, solo es de recalentarlos. Aprovecho que YoonGi se está bañando para poder comer tranquilo y me voy a lavar las manos para hacerlo. Entonces me detengo al darme cuenta de que en mis uñas hay restos de tierra y sangre seca.

🌙

𝖂𝖊𝖓𝖉𝖎𝖌𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora