Capítulo XVII- Dos besos.

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Me encojo y cierro los ojos con fuerza intentando dormir pero no concilio el sueño. Llevo dos días enteros en casa sin salir ni hablar con nadie y mi teléfono parece haber muerto del todo porque tampoco ha sonado.

Cuando mis padres me han preguntado que me pasa les he dicho que se me ha adelantado el periodo. Papá no ha preguntado nada más, mamá por su parte ha sacado cuentas.

¿Diez días de adelanto?"

"Si. Pero es raro porque solo mancho un poquito y me duele un montón" digo lo que es una verdad a medias.

Luego de perder la virginidad no ha dejado de dolerme la pelvis y apenas hoy he dejado de sangrar cuando orino.

Cada que cierro los ojos lo veo, Ethan encima mío besando, yo entregando le todo. No es un recuerdo triste, ni mucho menos malo. Al final cumplí con lo que buscaba, me entregué a alguien que realmente me gusta lo único es que, él no siente lo mismo por mi.

Pasado el fin de semana es hora de retomar mi vida. Me doy un largo baño y me lavó el pelo. Me tomo mi tiempo para definir lo y secarlo como me gusta. En el armario busco aquel vestido verde con flores que mi madre me regaló para mí cumpleaños número diecinueve. Ha sido el único de sus regalos que realmente me ha gustado y por eso solo lo usaba en ocasiones especiales pero el día de hoy me siento con extraños ánimos de verme bonita. Lo encuentro colgado y debajo de este en la percha está un t-shirt color negro, el t-shirt de Ethan. 
Quiero tomarlo y presionarlo contra mi embriagado me con el olor, su olor que se esconde entre la tela pero no lo hago porque se que no puedo seguir alimentando esa absurda fantasía.
Ethan y yo teníamos un trato. Él se acostaba por primera vez con una virgen y yo me llevaba una primera vez inolvidable.  Para mí fue buena e inolvidablemente dolorosa. El acuerdo ha llegado a su fin y no hay porque seguir siquiera pensando en él.

Dejo el t-shirt en su lugar y saco mi vestido. Me lo pongo y decido usar un poco de rímel, gloss para los labios y mi perfume favorito. Meto mis apuntes y la laptop en una bolsa grande y bajo a desayunar antes de mi clase.

"Oh pero que linda está mi hija. Tal y como su madre" dice papá al verme. Está de buen humor.

"Gracias"

"Por qué tan arreglada?" Pregunta mamá.

"Nada en especial. Llegaré tarde hoy. Empezaré a buscar empleo…"

"¿Insistes con eso?" Cuestiona mamá enseguida.

"Sí madre. Es hora de que sea independiente "

"Independiente para hacer lo que te dé la gana en la calle no?"

"Mujer por favor deja a la niña en paz" reclama papá.

"Mejor ya me voy" digo poniéndome de pie.

"Espera. Me mencionaste que tú teléfono estaba defectuoso…" dice papá pasándome una caja con un teléfono nuevo.

"No es el más costoso o moderno pero…"
No lo dejo decir nada más y le abrazo con fuerza.

"Eres el mejor" digo.

"Llamaré si algo surge…" digo al salir por la puerta.

En el auto le saco la tarjeta SIM a mi viejo teléfono y no pasan cinco minutos de encendido el nuevo y saltan las alertas de mensajes de WhatsApp. No tengo tiempo para leerlos ahora así que me concentro en llegar a la clase Martín a tiempo ya que por una falta me ha quitado cinco puntos y no necesito que me quité ni uno más.

Tomo asiento al frente como es mi costumbre y a mi lado se sienta Anastasia Reid.

"No te voy a prestar mis notas" digo enseguida.

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