Capítulo I - Apretada.

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Sus manos se cuelan por debajo de mi blusa tocando mis senos con brusquedad y no sé qué decir, qué hacer. Tengo miedo de lo que estaba apunto de pasar pero aún más miedo de tenerlo.

"¿Estas humeda?"  Pregunta Gareth y me quedo callada, entre el no saber cómo responder a eso y el querer apartarme de su lado por su tan directa pregunta que le quita todo lo romántico a la primera vez, si es que en algún instante ha sido romántico.

Gareth besa mi cuello con diligencia, siento gotas de su saliva bajar por mi cuello, se supone que debe sentirse así el estar con alguien? Tan… incómodo?.
Estamos en su habitación, sus padres están abajo viendo el partido de fútbol, se que su padre es fanático de los Patriotas y los defiende a capa y espada, su madre por el contrario es indiferente a todo.

"Relájate Elena, no digo que no te dolerá porque la tengo muy grande pero será menor la tortura si te relajas" dice Gareth y no puedo creer que aquellas palabras hayan salido de su boca. Enserio esto tiene que ser así? Enserio me había esperado seis años de mi vida, a tener veinte y sentirme preparada para esto?.

Veo mi reflejo en el espejo de cuerpo completo que tiene Gareth en su habitación, me observo mientras él me quita la blusa y me recuesta sobre su cama y aquello no es nada como pensé que sería y no es que me he pintado una escena de película o novela, es que no es el momento, no es el indicado.

"Tengo que irme" digo tratando de ponerme en pie.

"¿Adónde? Aún no, Elena" reclaman Gareth sin darme espacio para escapar, él está encima mío con ambos brazos a cada lado de mi rostro.

"Ya no quiero. Quiero irme a casa" digo y noto enseguida como el rostro del chico rubio que está tan cercano a mi se enfurece.
No es la primera vez que le digo que siempre no, es cruel, egoísta pero más egoísta sería tener relaciones con él no sintiéndome preparada para eso. Sería egoísta para conmigo misma. Empujo con el brazo a Gareth y logro poner me de pie. Recojo enseguida mi blusa del suelo y me la coloco mientras él me mira con rabia.

"Eres una apretada. Me tienes harto. Ocho meses saliendo y me sales con esto una y otra vez" me reclama.

Me sorprende que lleve la cuenta del tiempo que llevamos viendo nos. Lo conocí en un café cercano al campus de la universidad.
Me llamó la atención que ordenara macha como yo porque nunca había conocido a ningún hombre que la tomara aunque eso pueda ahora sonar estúpido. Gareth estudia odontología, cursa su tercer año, yo estoy en mi segundo año de contabilidad.

No tenemos nada en común, más que el tomar macha y es algo que se que debí tomar en consideración antes conocer a sus padres, sus amigos, su perro Tom, y el subir esta noche a su habitación para entregarme a él por primera vez. Debería sentirme ofendida porque me llamara apretada, pero quiero que esté enojado conmigo, no quiero que me perdone, así él tendrá esa satisfacción de que fue él quien me voto por apretada y no yo porque Gareth no me mueve un pelo, no con la siguiente fuerza para quitar me los panties y abrirle las piernas.

No digo nada y salgo de la habitación, bajando las escaleras y pasando al lado de su padre quien ni me nota. Abro la puerta del auto y comienza el remordimiento porque me dije que está sería la noche pero no sucedió.

Manejo a casa, vivir en un pueblo cercano a una de las mejores universidades del país, a escasos veinte minutos era otra cosa que tenemos Gareth y yo en común, eso y tomar macha.

Al llegar a casa mi madre me espera en la puerta, cruzada de brazos viéndome con ojos llenos de preguntás a las que ella no le agradaran las respuestas porque le dije que estaría estudiando con mi mejor amiga Cloe y regresaría antes de las diez, ya pasaban de las once.
Paso a su lado y entro a la casa, ella me sigue.

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