Respuestas

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Rebekah 

No sé en que momento comencé a perder el juicio, pero definitivamente no creo que venir a una reunión con tres desconocidos en un lugar alejado del campus fuera una buena idea.

Estando cerca de ellos es más fácil distinguirlos, los tres llevan casi la misma ropa, pantalón de bolsillos caqui, botas de color negro y una camiseta blanca con las siglas de la universidad.

- ¿Y bien? ¿Me van a dar respuestas o tengo que volver por donde vine? - Tuve que romper el silencio, estos tres no habían dicho nada, ni una sola palabra.

De pronto la única chica a parte de mi habló.

-Eres muy valiente para venir aquí sin saber si quién te llamó era un asesino que abusaría de ti y lanzaría tu cuerpo a un rio lejos de aquí para que no lo encuentre nadie, yo en lo personal no lo habría hecho.

Ja, si supiera que he estado a punto de no pasar por la puerta e irme a mi casa.

-Supongo que lo que quieres es saber que fue lo que viste anoche ¿Verdad Rebekah? - Esta vez fue uno de los chicos que habló, en definitiva, no fue la vos que escuché al teléfono, su tono es más frío, y sensato que la persona con la que hablé.

-Exactamente, quiero saber qué diablos fue eso y si podrían darse prisa porque no tengo todo el día para estar aquí.

El ultimo chico, que no había dicho nada se paró y golpeteo con el pie el suelo tres veces, los otros dos se miraron y asintieron.

-Síguenos- Dijo la chica su tono cambio de uno curioso a serio en cuestión de segundos.

Caminamos por un pasillo hasta llegar a una especie de oficina, los tres chicos se colocaron a un lado de la puerta y me miraron.

-Las respuestas que buscas las encontraras detrás de esa puerta Rebekah- Al fin, el chico que no había escuchado hablar por fin habló, pero esa no fue la vos que escuche al teléfono ¿Habrá alguien más aquí?

No, no es momento de preocuparse por eso, tengo que encontrar respuestas.

Sujeté firmemente el pomo de la puerta, bajo la atenta mirada de las tres personas que estaban aquí cuando llegué, el momento de recibir respuestas ya llegó.

Entre a una oficina con una chimenea en estilo antiguo y llena de libros, con sillones de piel, parecía una típica escena de películas donde el narrador es un filántropo millonario que ha viajado por el mundo en múltiples ocasiones.

-Te estaba esperando Rebekah, que bueno que estás aquí- Esa vos, en definitiva, es la vos de la persona que escuché al teléfono, es él, quien me prometió respuestas, aunque no puedo ver su cara, esta de espaldas sentado en un sillón de cuero negro.

-Tú fuiste que me llamó y me prometió respuestas.

-Sí, yo fui quién lo hizo.

- ¿Entonces sabes que fue lo que me pasó anoche?

-No, por desgracia no soy adivino, pero si tengo una pequeña idea de que fue lo que te pasó.

Es intrigante no saber con quien hablo, pero siento que ahora voy a descubrir que diablos era esa cosa y quienes eran esos sujetos de la biblioteca.

- ¿Me vas a contar que fue lo que lo que me pasó y quienes eran esos tipos de la biblioteca?

-Sí, voy a explicarte que te pasó, pero primero toma asiento querida.

Tomé asiento en uno de esos sofás vintage que estaban en la oficina, junto a la chimenea, el calor me hace sentir cómoda.

- ¿Y bien? - Dije cruzando las piernas, acomodándome en el sillón.

RebekahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora