La Llamada

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Adán

He hecho cosas atroces a lo largo de toda mi vida y he logrado dormir bien todo el tiempo, pero no consigo sacarme de la cabeza ese momento.

Los ojos llenos de rabia de la única persona que verdaderamente había confiado en mí sin importar que.

Y lo maté, esta es la primera vez en toda mi vida que siento remordimiento por algo, su mirada antes de morir, lo que dijo Salomón, la reacción de Rebekah al enterarse, todavía siento que me golpea con rabia, todo eso desató una serie de acontecimientos extraños en mi rutina diaria ¿Acaso esto es lo que las personas normales conocen como culpa?

El golpeteo de la puerta me sacó de mis pensamiento ¿Quién podría ser? Pedí específicamente que nadie me molestara.

-Adelante.

-¿Interrumpo? – Luzbel, debí suponerlo, siempre tan oportuno.

-No, adelante. -Hice el ademan de recoger unos papeles que estaban encima de mi escritorio. - ¿Necesitas algo de mí?

-¿Tan notorio es? – De hecho, sí, siempre él siempre necesita algo de los demás, estoy seguro de que disfruta hacerse el imbécil sabiendo que puede acabar con la vida de una persona con solo tocarlo ¿Cómo lo hace? Ni la física ha podido explicarlo, solo lo vi haciéndolo una vez, fue como ver que el tiempo mismo se adelantara en solo una persona y su alma se escapara de su cuerpo.

Debo pensar bien que responder cuando él hace este tipo de preguntas. – No, solo fue simple cortesía, eres más que bienvenido y lo sabes. – Mentira, no quiero nada que ver con alguien que puede matarme en un segundo sin dejar caer una sola gota de sudor.

-Estuve hablando con la chica esta tarde. – No me sorprende que hiciera eso, lo que me sorprende es que esperara tanto tiempo para decírmelo.

-Ya era hora, te tardaste demasiado para hacerlo en verdad.

-Necesito que Miguel y compañía vengan a este lugar.

Dejé de organizar los papeles que supuestamente organizaba y le presté atención.

-¿Sabes lo que va a acontecer si eso pasa?

-Sí, lo sé, pero esto es necesario para completar nuestro plan, algo me dice que él no se va a mostrar si la chica no está con los suyos.

-¿Él? ¿Acaso te refieres a su hijo? Pero si esta muerto.

-Y tú también, hace siglos.

-Buen punto

-Sí y por eso tenemos que dejar que Miguel y compañía "Rescaten" a Martha y a Rebekah

-¿De cuantas vidas estamos hablando? – Con Luzbel nunca se sabe quién terminara sacrificado por el bien de su causa.

-No lo sé, algunos trecientos de los más jóvenes y débiles.

-Bien. – Dije mientras me ponía de pie, admirando el paisaje que es visible desde mi oficina. – Es curioso ¿Sabes? Aún recuerdo el día en que me dijiste que uno de tus lacayos la había encontrado, dijiste que debíamos traerla con nosotros antes de que ellos le contaran todo, enviamos una de tus creaciones, de las más desenfrenadas y sanguinarias a que la asesinaran porque ya no nos era útil, pero después de lo que pasó en la biblioteca con ya sabes quién decidiste que era mejor solo asustarla y llevarla directamente a Miguel. ¿A qué se deben todos estos juegos? Siempre hemos sido sinceros el uno con él otro y quiero que me digas ¿Cuáles son tus planes?

-Bien, me atrapaste, eres bueno observando y analizando Adán. – Silencio, cuando él hace silencio es como si se pudieran escuchar el sonido de las almas que ha asesinado por conseguir lo que busca. – Quiero que Miguel sufra, quiero arrebatarle todo lo que ama.

RebekahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora