No todo es lo que parece

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Rebekah

A decir verdad, levantarse temprano no es lo mío, pero gracias a Martha parezco un zombi, porque no me dejó quedarme cinco minutos más en la cama.

Hoy viajaremos a Israel, exactamente a no me acuerdo donde, pero vamos camino a un aeropuerto justo en medio de la nada ¿Por qué no podemos tomar un avión en una terminal concurrida como las personas normales? Exacto, porque no somos normales.

Lo "normal" de mi vida se esfumo inmediatamente toda esta locura comenzó. Pensé que todo iba a estar en calma, pero esta mañana tuve un mal presentimiento con toda esta manía del viaje.

Como si algo mucho peor que todo lo que ha estado pasando se estuviera acercando de manera macabra, siento el peligro respirándome en la nuca.

Miguel, él está a mi lado, gracias a eso estoy un poco más calmada, pero aun así no he podido estar tranquila, algo me aterra, pero ¿Qué es lo que será? Maldición, las cosas estaban bien ¿Por qué todo tuvo que hundirse de un momento a otro?

-¿Falta mucho para llegar? – Le pregunté a Miguel - no aguanto un minuto más en la carretera, si sigo mirando líneas blancas voy a enloquecer.

-Un minuto y llegamos, no te preocupes.

-Menos mal, ya me iba a volver loca por ver solo la carretera y necesito un café.

Eso ultimo lo dije haciendo un puchero, el solo se rio negando con la cabeza.

-Ya llegamos, tendrás tu café cuando estemos en el avión.

***

Llevamos casi una hora esperando a no sé quién que Miller, es decir mateo, lo siento aun no me acostumbro a llamarlo por su nombre, el punto es que le pidió que viniera con nosotros.

Miguel se desapareció a no sé dónde con Joshua y Salomón, según él traería mi café cuando regrese, pero adivinen quien aún no tiene su café porque esos tres no aparecen.

A decir verdad, todavía siento que algo malo esta por ocurrir, quizá sea porque subirme a un avión aun me aterra un poco, ojalá y solo sea por eso.

-Miguel me pidió que te diere esto. – Martha se acercó a mí con un vaso de café, gracias a Dios, ya me iba a dar algo.

-Gracias amiga, Miguel desapareció con la excusa de que me traería café hace diez minutos.

-Sí, está en la cabina con Joshua y Salomón hablando con el piloto.

-Genial, no puedo creer que él se olvidara de que me dejó esperando aquí.

No es que me moleste que Miguel estuviera atando algunos cabos antes del despegue, al contrario, me hace sentir un poco segura, es que soy un poquitín dramática, no mucho, solo un poquito.

- ¿Me das un poco de café Rebekah? No soy de levantarme temprano y David me tuvo en pie a las cuatro de la mañana haciendo guardia porque estaba paranoico y pensaba que esas cosas podrían pasar nuestras defensas.

Pobre Gabriel se le agotado, estaba a punto de darle mi vaso de café cuando Joshua apareció y le extendió uno.

-Bien cargado, te va a ayudar amigo. – Dijo Guiñando el ojo.

Gabriel no espero ni un segundo para agarrar el vaso y llevárselo a los labios para tomarse el contenido.

-Más despacio hermanito, no quiero que te atragantes con café. – Esa vos dulce para mis oídos y el brazo en mi cintura hacen que me derrita, definitivamente este hombre es un fosforo y yo la dinamita.

-Wao, hasta que al fin llega señor. – Dije volteándome hacia él.

-Tenía que asegurarme que el vuelo fuera seguro para mi pequeño ángel. -Me tomó de la cintura al decir eso.

RebekahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora