Gabriel

1 0 0
                                    


Rebekah

Ah, al fin llegamos al hotel donde nos vamos a hospedar, ya quiero lanzarme en la cama y descansar, siento como mi cuerpo pide agua caliente y ver Netflix hasta que llegué la hora de irnos.

Eso es lo menos que necesito después de esa mierda que pasó en el avión, ese maldito rostro sigue viniendo a mi mente, no dejo de pensar en que he visto antes esa silueta, sé que la he visto en algún otro lugar.

No sé cuánto tiempo llevo pensando cuando mi teléfono repica en mi bolsillo, lo saco para ver quién me está llamando.

Atenea, de seguro quiere decirme lo mal amiga que he sido por perderme por una semana y no decirle nada.

-¿Rebekah? – Pregunta del otro lado de la línea con la incertidumbre de que sea alguien más.

-No, la persona que la secuestro. – Respondo evitando reírme.

-¡¿Eres loca o estúpida?! Me tenías bastante preocupada, acepto que desaparezcas por un día o dos, ¿Pero una semana? Diablos, debes decirme porque no me has escrito o llamado, creo que no he sido tan mala amiga como para que no quieras hablar conmigo, sé que la última vez que estuvimos juntas te hice una escena con ese chico quete gustó en la biblioteca.

Esperé a que se le pasara su pequeño ataque psicótico y dejara la escena de drama que estaba haciendo.

- ¿Terminaste Atenea? – Pregunte esperando que me diga que sí para tratar de explicarle al menos por que no le he escrito o llamado, es lo único que le voy a explicar, estoy segura de que no va a entender todo lo que me ha pasado estos últimos días.

-Sí, terminé, ahora ilumíname, querida amiga.

-¿Recuerdas al chico con el que estaba hablando en la biblioteca?

-¿El asistente de Miller?

-Sí, ese mismo

-¿El que esta que se raja de bueno?

-¡Que sí, él mismo!

-Ajá ¿Qué pasó con él?

-Pues... - Hice silencio a propósito para darle un poco de misterio al asunto.

-Pero habla, mujer, no me dejes con la maldita incertidumbre.

-Estoy con él en Israel, vamos a explorar unas catacumbas que descubrieron en el monte Gólgota.

-No. Me. Jodas, niña te lo tenías bien calladito, no debiste decirme por lo menos que irías con él de viaje, apuesto a que cuando los vi en la biblioteca ya tenían todo esto montado, porque al día siguiente desapareciste como alma que se llevó el viento.

-Pues, vamos a decir que sí, no entenderías todo lo que ha pasado entre nosotros dos estos últimos días.

-Cuando regreses debes contarme chica, y debes decirme que tan bueno es en ya sabes qué.

-Atenea, por favor, mantén tu mente cochina fuera de este asunto.

-Dime a cuantas chicas conoces que han salido de viaje con el guapo asistente del maestro de historia y tienen la oportunidad de que les dé como cajón que no cierra.

-Okey, si sigues hablando de esa forma te voy a colgar.

-Bien, bien chica, me detengo, pero necesito información si algo como eso pasa.

-Ten por seguro que si algo pasa te lo voy a contar amiga.

***

Una hora después.

RebekahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora