1. ¡Esta es la historia de cómo pude volar!.

18 1 0
                                    

Parece una broma, ¿no es así? Pero para mi desgracia no lo es.
Un viernes veintisiete de enero del año dos mil veintidós me encontraba sentada afuera de casa, observando el cielo, dado que estaba de vacaciones no tenía mucho que hacer además de prepararme para rendir finales, cosa que no hacía. Mientras observaba el magno y vasto cielo azul pensé ¡qué agradable sería poder volar!, En ese momento sentía envidia de las aves que podían disfrutarlo tanto como gustasen; podían explorarlo y más aún, ellos nos veían, veían como seguíamos al pie de la letra nuestras agobiantes rutinas, cómo nos hacíamos viejos, cómo disfrutábamos, cómo llorábamos y lo hacían desde las alturas, en silencio...
Deseé desde el fondo de mi penosa alma poder experimentar esa sensación de estar allí arriba, con las nubes, con el sol y con la luna, con todo lo inalcanzable para un mero y mortal humano.
Esa noche dormí plácidamente mientras fantaseaba en mis sueños poder vislumbrar con mis ojos aquello que anhelaba, ¿Gracioso, no? Poder desear lo que quieras en la superficie terrestre; lo mundano que hace feliz a todos. Claro que lo quería como cualquier otro, pero aún así eso no aliviaría mí corazón, me apetecía ser libre y lo sería si pudiera volar por los cielos, ver lugares desconocidos, perdidos o abandonados, solo añoraba eso¡Un sueño!, Y vaya que era gracioso.
La semana transcurrió normalmente, ya empezaba a prepararme para viajar y seguir mis estudios, aún me quedaba un largo camino por delante que tendría que atravesar, mientras me preparaba mentalmente para un nuevo año académico, decidí sentarme afuera y deleitarme observandolo, estaba tan calmo y sereno, pero de un instante a otro me encontraba en él, flotando y viendo desde lo alto a mi cuerpo en el patio de casa que se encontraba ahí sin más, respirando pero sin mi consciencia, me sorprendió muchísimo el hecho de estar volando, pero el separarme de mi cuerpo fue lo de menos ante la dicha que impregnaba cada parte de mi ser ante esta situación.
Por el momento todo marchaba bien, tenía mi forma humana gracias a mi alma que me permitía mantenerla, de mi cuerpo físico no me sorprendió que haya seguido igual a cómo estaba durante las últimas cinco horas que estuve disfrutando de volar tan alto, mantenía la misma rutina inconscientemente y nadie lo notaba.
Pasé mucho tiempo divagando sola, las aves no me aceptaban y empezaba a sentir la sensación de soledad, así que pasaba el rato hablando o halagando al Cielo por su hermosura, no obtenía respuesta al respecto, claramente. Hasta que un seis de febrero lo vi a él, no puedo describir con palabras lo que sentía y vivía en ese momento.
Él era tan atractivo que cegaba mis ojos y desmantelaba mis sentidos, lo que estaba presenciando era...

Ir al Cielo es algo maravilloso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora