4. Primer encuentro.

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Cuando terminé de comer decidí recorrer el templo, era lo más lindo que había visto, contaba con dos pisos, y con dos escaleras largas que llevaban a las habitaciones, dónde se unían ambas había un enorme cuadro de un hombre y una mujer muy apuestos que envolvían la Tierra en sus manos; la protegían, ambos se parecían al joven que me había ayudado, la mujer tenía cabellos violetas y ojos negros, el hombre era más alto que ella y tenía largos cabellos azules y ojos azules, eran vislumbrantes, no parecían humanos, y no lo eran de hecho.
Me quedé tan anonadada mirándolos que no noté que alguien estaba detrás de mí y tocaba mi hombro, al voltear veo a una joven muy hermosa, de ojos rojos y cabellos blancos, me era conocida, después de pensarlo un poco, recordé que era una de las personas que tiraban el polvo dorado para crear la barrera, me sonrió dulcemente y con suavidad dijo
-Son los padres del joven amo Lu; antiguos sacerdotes de este templo.
-¿El joven amo Lu?- pregunté aún anonadada - ¿Quién es él?.
-Oh lo siento, debes estar desconcertada. Me presento, mi nombre es Miraí, soy una de los veinte guerreros del Cielo, y el joven amo Lu es nuestro líder. Ya preparé la habitación en la que dormirás, eres una invitada especial, siéntete como en casa.
Seguía sumergida en la inmensidad del cuadro, pero aún así la seguí y subimos por las escaleras hasta llegar a una de las habitaciones, Miraí dejó ropa para ducharme y cambiarme, al salir de la ducha peinó mis cabellos con tanta delicadeza, que sentía que estaba en el cielo, lo sé, fue un mal chiste.

Miraí – Aún no me has dicho tu nombre,¿todos los humanos son así de tímidos? Tengo curiosidad sobre ti y cómo pudiste llegar aquí. No te sientas presionada a hablar si no quieres.
-No es eso, eres muy amable y me has tratado muy bien, es solo que estoy preocupada porque no puedo volver a casa. Mi nombre es Yuna, soy de Argentina y aún no estoy muy segura de porqué pude venir; solo deseaba volar, pero ahora extraño a mi familia.
Miraí -No te preocupes, buscaremos la manera de que puedas volver, después de todo los humanos no pueden estar aquí. Vamos a cenar con el resto y te los presentaré.

Miraí se encargó de arreglar mi vestido y mi cabello, mientras lo hacía halagaba mi largo cabello negro y mis grandes ojos negros.
Nunca me había considerado una mujer hermosa, era promedio en cuanto a belleza, era alta pues medía 1;70 m, de contextura delgada, ojos negros y tez morena, de brazos y piernas largas.
Cuando llegamos al enorme salón, había una extensa mesa de vidrio con veintidós servicios puestas en ella, todos relucian por ser de cristales, al igual que los asientos, una vez más me encontraba extasiada por todo lo que veían mis ojos. En la sala habían muchas personas, diez hombres y diez mujeres, algunos me miraban con desdén, otros con compasión y unos pocos con admiración. De un momento a otro estaba en un círculo donde yo era el centro de atención, las mujeres tocaban mis cabellos y mi rostro, los hombros se mantenían al margen y observaban.

-Es una humana que está en pleno crecimiento- dijo una bella mujer de cara redonda y rostro amable.
Miraí- Así es, se llama Yuna, todos sean muy amables con ella, por favor, aún está asustada.
- Claro, mi nombre es Elizabeth, Yuna puedes contar conmigo si necesitas algo – dijo la mujer de rostro amable.
-¡Muchas gracias!,-Atiné a decir.
Un hombre muy atractivo se acercó, tomó mi mano y la besó, se veía muy alegre y carismático.
- Señorita Yuna, soy Jian, su belleza me ha cautivado, cuidaré muy bien de usted.
Una mujer de contextura grande y de baja estatura se acercó a nosotros y apartó a Jian.
- Apartate pervertido, Yuna, no le prestes atención, soy Lili y puedes considerarme tu hermana mayor. Prometo enseñarte lo vasto de nuestro gran Cielo.
Miraí se encargó de presentarme a todos los demás; había tres hermanos de apellido Yu, eran trillizos, Lian, Lim y Lincheng, eran unos muchachos agraciados, altos y delgados, muy lindos. Después había unos hermanos gemelos, Jina y Jin, de estatura media y delgados, ambos eran muy fríos y distantes, casi no hablaban pero eran atractivos. Dos grandes amigos, Chen y Xie, unos jóvenes extrovertidos y aduladores, se presentaron como el “dúo de valientes”. Tres mujeres que desbordaban una espléndida belleza, se acercaron amablemente a darme la mano, de nombres Mía, Aya y Lucille, las tres se ofrecieron a ayudarme a conocer la cuidad Cielo. Las tres mujeres restantes se mostraron indiferentes y solo me saludaron, eran Clara, Liah y Judith, mujeres bonitas, mayores que las demás, Judith era la esposa de Bai, un hombre de aspecto rudo, hermano mayor de Luo, quien estaba comprometido con Mía, pero la última persona que se acercó a mí fue un hombre, se miraba rígido y frío, de tez muy blanca y con heterocromía; un ojo era violeta y el otro era negro, con un aire al señor Lu, incluso en estatura solo que con la diferencia de que era de contextura más robusta y de grandes músculos.
En un instante me tomó fuertemente por los brazos y me acorraló contra la pared;  me dolían los músculos de la muñeca, Miraí intentó ayudarme pero era más fuerte que nosotras, los demás se mantuvieron al margen y algunos se miraban aterrados.

Miraí- ¡Señor Gu, por favor sueltela, le hará daño!.
Gu Xian- Dime, ¿Te llamabas Yuna, no?, ¿cómo llegaste aquí, y quién te ha ayudado?. El solo hecho de que estés en este lugar supone un peligro tanto para la humanidad como para nosotros, los inmortales. Dímelo, ¿Quién demonios eres?
-¿Quién soy?- murmuré, ya no aguantaba el dolor, me sentía débil. Solo cerré mis ojos y me dejé caer, cuando me di cuenta estaba en los brazos del Señor Lu.

Ir al Cielo es algo maravilloso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora