11.Siempre supe que no podía contar con nadie.

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Esa noche esperé, esperé y esperé, era medianoche y Gu Xian aún no llegaba, pensé que era muy arriesgado o quizá vendría más tarde, las horas pasaban y pasaban, Gu Xian nunca llegó.

Al amanecer me di por vencida y las últimas esperanzas que tenía se disiparon, en el fondo de mi corazón siempre supe que él no vendría, y que había sido una tonta por confiar en sus palabras, por creer en él, dado que al final; un alma solitaria está destinada a la soledad, eso lo entendía, pero ¿por qué me lastimaba tanto, por qué lloraba?, eso aún no podía comprenderlo.

A partir de ese momento, la tenue luz de mi interior se apagaba poco a poco, ya no era capaz de dormir y comer adecuadamente, mi rostro empezó a palidecer y mis ojeras eran cada vez más grandes, no era la primera vez que quería desvanecer.
El tiempo seguía su curso, Lu Zhon fue a visitarme un par de veces para saber cómo me encontraba, y disimuladamente a preguntar sobre lo mismo, quién era y cómo había llegado hasta allí, antes, en sus primeras visitas al menos le respondía con un "Sí, estoy bien", o "No lo sé", pero ahora ya no tenía ganas ni de mirarlo a la cara.

Tras varias discusiones logré hacer que Miraí aceptará irse, ella venía a verme seguido, siempre traía vestidos nuevos y peinaba mis cabellos, hablaba mucho, pero cuando le preguntaba sobre Gu Xian se quedaba callada, o mirada para otro lado, entonces lo supe, algo le había pasado y ella lo sabía.
Antes de irse de la habitación le pregunté si se acordaba de la vez que le dije que él vendría a rescatarnos, ella me miró extraña y dijo que sí, en ese momento sospeché de ella y me sentí tan mal de desconfiar de mi única amiga que esos pensamientos se perdieron.

Una tarde mi cuerpo no pudo soportarlo más, el encierro era agobiante y ya no comía ni dormía por lo que me debilitaba cada vez más, hasta que llegué al punto de desmayarme; lo último que recuerdo fue ver a Miraí correr hacía mí, a su lado estaba... Lu Zhon.

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