Ir al Cielo es algo maravilloso

9. No podré volver a casa.

No recuerdo muy bien lo que se dijo esa mañana, pero de mi cabeza no podía borrar “No, no podrás irte”, de las doce personas pertenecientes al consejo que votaron unánime para mi encarcelamiento inmediato, el señor Lu estuvo de acuerdo, y eso era lo que más me dolía, cuando hablamos por última vez sus palabras sonaban firmes y estaba segura de que iba a ayudarme, pero ante esas personas ordenó que me arrestasen por violar el trato entre el Cielo y la Tierra, y por perturbar la paz.

A excepción de Miraí y Gu Xian nadie más apeló a mí favor, estas dos personas pelearon por defenderme y se opusieron tanto al consejo como a sus principios, por lo que fueron acusados de traicionar la Nación, fue ahí cuando supe del parentesco entre el Señor Lu y el Señor Gu, eran hermanos. Gu Xian se había cambiado el apellido cuando abandonó el templo de niño; era el hermano mayor que se debía encargar de herederar el puesto de líder, aunque no pudo soportar lo que le harían a su hermano menor, Miraí contó que los líderes y sacerdotes solo podían tener un hijo para que fuese su heredero, pero la joven mujer de la que se había enamorado el Señor Lu, antiguo líder y padre de Lu Zhon, estaba embarazada de otro hombre.

Hace tres mil años, el padre de Gu Xian murió salvandola durante la tormenta divina, dejándola sola, Lu Xiao la ayudó y poco a poco se enamoraron, Xian tenía cinco años cuando su madre quedó nuevamente embarazada.
Todos estaban muy felices, pero a los ojos del Cielo, Gu Xian dejó de existir, su existencia significaba que su hermano debía morir, estaba escrito en el libro divino, así que cuando Lu Zhon cumplió diez años, Gu Xian huyó, nadie supo nada de él, sus padres murieron de ancianos; él en secreto fue a su funeral. Sin embargo, volvió a la ciudad mil años después como un joven y apuesto guerrero con su propia familia, o mejor dicho una familia formada por herejes y solitarios que iba encontrando en su camino.

Todos sabían que era el hermano perdido, el consejo de ancianos intentó hacerlo hablar incontables veces para saber si era un peligro o si su intención era arrebatarle a su hermano menor la posición de líder, pero no dijo ni una sola palabra, nadie sabía por qué volvió, ni para qué, solo se limitaban a vigilarlo día y noche.

Por un lado, estaba feliz de contar con la ayuda de ellos dos, eran guerreros fuertes, pero aún no sabía sus verdaderas intenciones. Esa tarde estuve en la habitación con Miraí, mientras ella arreglaba nuestras maletas porque tendríamos que mudarnos a la prisión;  aseguró con lágrimas en sus ojos que solo me ayudaba para que yo pudiese ser libre en su lugar; para que pudiese volver y disfrutar de la vida en la Tierra, vida que ella deseaba conocer.

Por otro lado, no volví a saber nada de Gu Xian, lo habían encerrado en otra ala de la prisión, todas las personas que dudaban de él aprovecharon para atacarlo. Y así en un abrir y cerrar de ojos,  pasaban los días sin poder verlo, incluso no volví a ver al Señor Lu desde aquella reunión.

Me encontraba, nuevamente, sin saber que sería de mí, de mi futuro, y de él...