19.- Amante de un millonario parte A

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Y AQUÍ LES DEJO UN NUEVO CAPÍTULO DE ESTA HISTORIA QUE LES HA GUSTADO TANTO.

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¡DISFRÚTENLO!
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Narra Antonio "Tony" García

Ayer me convertí en el AMANTE DE UN MILLONARIO

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Ayer me convertí en el AMANTE DE UN MILLONARIO... firmé un contrato en el que acepté satisfacer todos los deseos sexuales de Alexander Stone durante los próximo seis meses, a cambio él pagará todos los gastos médicos de mi pequeño hermano para que se cure de su enfermedad.

Despierto sobre las suaves sábanas de seda de la cama del millonario... estoy hecho trizas, apenas si pude dormir... Alexander me usó al menos cinco veces en toda la madrugada... ese hombre es insaciable, es un depredador sexual... me preguntó de dónde saca tantas energías para el sexo.

No sé exactamente qué hora es, pero los rayos del sol se cuelan por el ventanal y golpean mi rostro... volteo la mirada y él ya no está en la cama... incorporo la mitad de mi cuerpo quedando sentado y ¡Dios, qué dolor en la parte baja de mi cintura!

Con esfuerzos me pongo de pie y siento que mis piernas tambalean... camino lentamente hasta el baño, donde me doy una ducha de agua caliente... ¡qué bien se siente el vapor del agua sobre mi maltratado cuerpo!... con un jabón que huele delicioso limpio cada rastro de los fluidos que Alexander dejó sobre mí.

Salgo de la ducha envuelto en una bata de baño y rápidamente me visto con la misma ropa que llevé la noche anterior... mientras peino mi cabello pienso en dónde estará Alexander... ahora fue él quien se fue sin despedirse... ¿ya se habrá ido a su trabajo?

Luego de salir del dormitorio, bajo las escaleras hasta llegar al primer piso... veo la puerta principal y mi primer impulso es marcharme, pero la voz de Jaime, el mayordomo, me detiene.

J: joven García... el señor Stone está en el comedor y desea que lo acompañe a desayunar... su lugar ya está puesto en la mesa, venga conmigo, por favor...

Asiento sin decir nada, pero al caminar detrás del mayordomo pienso en lo que pensará él sobre mí... obviamente sabe que me quedé a dormir en la habitación de su amo, ¿creerá que soy un prostituto?... ¿o será que Alexander acostumbra a tener amantes y yo soy uno más?

Mis pensamientos son interrumpidos por la gruesa voz de Alexander, que me dice con una taza de café en la mano: buenos días, Antonio, llegas justo a tiempo para acompañarme a desayunar... siéntate en el mismo lugar de la otra vez... Jaime ya puedes servir el desayuno para los dos...

Comprado por un millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora