12.- Juego perverso parte A

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DOS DÍAS ANTES

Narra Alexander Stone

Después de la llamada de Fernández, lo cité en mi oficina de "Stone Enterprise" para que aclarará lo que me había dicho por teléfono

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Después de la llamada de Fernández, lo cité en mi oficina de "Stone Enterprise" para que aclarará lo que me había dicho por teléfono.

A: me hablaste de una "sorpresa" y de un "juego"... quiero que me expliques bien de qué se trata...

Sentado frente a mí, el regordete se rasca la nariz, al tiempo de contestar: la sorpresa es que Antonio García sí aceptó su propuesta señor Stone, pero no quiere llegar a su mansión y servirle como un prostituto cualquiera... a Antonio le gusta "jugar"...

Veo lascivia en el rostro del proxeneta e insisto en que sea más claro: ¿jugar? ¿qué clase de juego?

F: un juego de roles, señor Stone... supongo que usted ya lo ha hecho alguna vez... Antonio no llegará a su casa como un simple prostituto, él llegará como un empleado doméstico y desea ser tratado como tal...

Confuso, le replico al calvo: te repito lo que te dije por teléfono, yo no necesito criados, quiero a Antonio García en mi cama...

F: y lo tendrá... solo que antes de tenerlo en su cama habrá un juego previo... Antonio será el sirviente, usted es el amo... Antonio se resiste, usted lo convence... Antonio es la dulce Caperucita Roja, usted es el lobo feroz... ¿ahora me entiende claramente, señor Stone?

Asintiendo con la cabeza, respondo: por supuesto que ya entiendo... es un juego... un JUEGO PERVERSO... no creí que a Antonio le gustara esa clase de diversión...

Rascándose la nariz nuevamente, el gordo me asegura: pues esa fue la condición que puso para acceder a su propuesta... claro, también pidió más dinero... quiere 5 millones de pesos por pasar todo el fin de semana en su mansión y "jugar" con usted... ¿está de acuerdo?

Tras pensarlo unos minutos, contesto: el dinero no es ningún problema, pero sinceramente, dudo de todo lo que me estás diciendo... ni siquiera creo que Antonio García vaya a llegar a mi mansión...

F: le aseguro que llegará... solo tiene que decirme que acepta las condiciones que el doncel puso y cerramos el trato...

Sin pensarlo mucho, acepto, después de todo a mí también me excitan los juegos de rol y no me importa lo que tenga que hacer para tener de nuevo el culo de ese moreno de fuego.

A: dile a ese doncel que acepto... vamos a "jugar" a lo que él quiere... pero no te pagaré los cinco millones hasta que vea a Antonio en mi mansión... no confío en los tipos como tú, Fernández... no voy arriesgarme a que al final se aparezca otro doncel en mi casa...

Comprado por un millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora