Tony García es un doncel latino que trabaja como camarero en un restaurante para sobrevivir, pero la terrible noticia de su único hermanito enfermo pone su mundo de cabeza.
Necesita dinero para pagar el tratamiento y la única forma de ganarlo es ven...
GRACIAS A TODOS SUS COMENTARIOS POSITIVOS, AQUÍ LES TRAIGO UN NUEVO CAPÍTULO.
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¡DISFRÚTENLO! ☺️☺️☺️☺️
Narra Antonio "Tony" García
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"Pepe está entretenido en su recámara y yo necesito urgentemente de tu atención... hazme una mamada ¡AHORA MISMO!"
¡¡¡¿¿¿Qué???!!! No puedo creer lo que Alexander me está pidiendo... ¿se ha vuelto loco?
Hace unos minutos, nos trajo a mi hermanito y a mí a un lujoso departamento en el que nos dijo que viviremos los próximos seis meses, el tiempo que dura el contrato que firmé con él... incluso se mostró amable con Pepe... y ahora me sale con esto.
¿No le importa que Pepe esté afuera? ¿Qué clase de sádico sexual es Alexander? ¿Por qué siempre que percibo un atisbo de bondad en él termina por arruinarlo?
Obligándome a palpar su miembro erecto debajo del pantalón, el millonario insiste: ¿qué esperas Antonio? Estoy ansioso por sentir tu dulce boca chupándome la verga...
Logrando liberar mi mano, le contesto con enfado: no voy hacer lo que me pides Alexander... ¿no te das cuenta que afuera está mi hermanito? él podría escucharnos y yo moriría de la vergüenza... Pepe cree que me contrataste como tu asistente no como... lo que soy...
Tomando mi rostro con su fuerte mano, el hombre replica: Pepe no escuchará nada... tampoco te preocupes porque vaya a entrar, le puse seguro a la puerta... apresúrate a hacer lo que te pido o tu hermano comenzará a sospechar, pero porque estamos tardando demasiado...
Con firmeza, contesto: no Alexander, no lo voy hacer...
Mirándome de manera desafiante, el millonario me amenaza: muy bien, entonces yo tampoco cumpliré mi parte del trato... no moveré un dedo para que tu hermano se cure... recuerda que el contrato es muy claro, yo tengo derecho a tomarte en donde quiera y cuando quiera...
Temeroso de que Alexander termine con el contrato, intento disuadirlo: pero...
Él me interrumpe con voz gruesa: ¡donde quiera y cuando yo quiera! no hay pero que valga Antonio... quiero tu boca en mi verga ahora... ¡TÚ DECIDES!
Alexander me mira determinadamente y yo no tengo más opción que cumplir con mi parte del trato... él tiene razón, las reglas fueron muy claras y yo le cedí derechos sobre mí... solo me queda hacer lo que me ordena.
