Genshin Impact: ¿Qué pasó ayer?

Especial: Feliz San Valentín (Parte 2)

Previamente en Genshin Impact: ¿Qué pasó ayer? ...

Aether: Parece que también estás muy entusiasmada.

Y ahora ...

Mientras tanto, en la sede de los caballeros, Albedo y Sacarosa comenzaron a dar una lucha de resistencia. El alquimista no parecía dar indicios de agotarse y ella ya estaba llegando a su límite.

Albedo: ¡¿POR QUÉ ME DETIENES, SACAROSA?!

Sacarosa: ¡PORQUE NO ESTÁ PENSANDO EN LO QUE HACE! ¡JUANA ES UN ANIMAL!

Albedo: — Jadeó exageradamente — Retira lo que dijiste. Juana puede ser un animal, pero como dice el dicho: "Para el amor no existe especie".

Sacarosa: Estoy segura de que no existe esa frase.

Albedo: Y como dice el otro dicho.

Sacarosa: ¿Hay más ... ?

Albedo: "En tiempos de guerra, cualquier hoyo es trinchera". Ese dicho jamás lo entendí, pero ahora sí.

Sacarosa: A-aun así ... ¡Ah! ¡Pero el señor Kaeya se enojaría si haces ... cosas ... con su caballo. No querrá verlo enojado, ¿verdad?

Albedo: ¿Kaeya?

Kaeya acariciaba con cariño la cabeza de Juana. Todo bien ahí. Sin embargo, ante los ojos engañosos de Albedo, era totalmente diferente.

Albedo veía como Kaeya besaba con pasión el cuello de Juana. Sus manos tocando suavemente su cuerpo. Por el rostro sonrojado de Juana parecía que lo disfrutaba, pero al ver a Albedo que lo miraba, la pobre soltó unas lágrimas.

Juana: L-lo siento, Albedo-kun. P-pero Kaeya-sama l-la tiene ... m-más g-grande que tú.

Eso lo destrozó, pero Albedo sabía más que nada que todo era producto de su imaginación y, sin embargo, se sintió tan real. Imaginar eso lo enfureció de una manera que no creía. Kaeya no tenía derecho de estar montado en una diosa como Juana. Solo Albedo tenía el derecho de estar con su amor.

Kaeya era una molestia, así que no quedaba de otra más que deshacerse de él.

Albedo: ¡¡Kaeya, Capitán de Caballería!!

Kaeya: La puta madre, seguro me va a tocar los pelotas.

Albedo: ¡¡Te reto a un duelo a muerte por el amor de Juana María!!

Sacarosa: ¡¡¡¿AAAAAAHH?!!!

Kaeya: ¿Le pusiste un segundo nombre a mi caballo, maldito zoofilico hijo de puta?

Albedo: Responde, perra. ¿O acaso la niña tiene miedo de perder?

Kaeya: No, no es eso. Es solo que tengo muchas cosas que hacer y ahorita no puedo.

Antes de que Kaeya pudiera hacer una retirada estratégica, se detuvo cuando vio a Jean y Lisa salir de la sede.

Jean: —Suspiró— No puedo creer que nos lleguen casos de hombres y mujeres volviéndose locos enamorados.

Lisa: Y lo peor de todo, mis castigos eléctricos no parece afectarlos para nada. Es como si las ratas fuesen inmunes a la radiación.

Jean: Descripción innecesaria, Lisa. Y para colmo, los caballeros están ocupados atendiendo otros asuntos. Necesitamos ayuda.

Lisa: Deberíamos buscar a Kaeya. Me enteré que hace poco compró un caballo y eso lo facilitaría a la hora de hacer trabajos de servicio.

Jean: Sí ... tienes razón. Bien, busquemos a Kaeya.