†Capitulo 100† Soy Evansz

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El olor podrido en el aire y la oscuridad que llenaba por completo la vista de Evansz, provocó que se levantará con un gran sobresalto.

Pues el Titan de la existencia, aún tenía muy fresco en sus sentidos el haber luchado contra Cuachjk.

Pero ahora...todo se sentía muy diferente,..ya que no solo su cuerpo se sentía completamente revitalizado.

Si no que incluso había recuperado sus guantes plateados...Evansz sonrió al sentir su frío tacto y escuchar el sonido de sus cadenas moviéndose cada que batía suavemente sus brazos.

No era necesario estar bajo la brillante luz para que se diera una idea de lo filosas de sus cuchillas.

Ni de cuánto anhelaba entrar en combate,..pues la adrenalina que sentía lo había inundado por completo.

Evansz camino un poco y en cuanto choco contra una pared,..esta brillo revelando estar cubierta por cientos,
si no miles de luciérnagas que volaron en cuanto se percataron de la presencia del chico.

-Que hermosas-.
Susurró el Titan en cuanto noto su brillante fulgor azúl fosforescente.

...Su brillo revoloteante lleno por completo el pasillo donde se encontraba,...permitiéndole ver una gran puerta al lado de la pared.

En la cual un grabado era fácil de leer.

"Teman a aquel que devora a las crías de las desprevenidas madres...

Aquí encontrarás a celeste:

¡Krisxoho el payaso!".

Evansz retrocedió un poco para poder apreciar aún más la puerta que lo conduciría a su primer rival en la torre.

~Este es el primer piso...no me confiaré, ¡¡Porque debo reunirme con mis hermanos!!~.
Y el joven empujo la enorme puerta.

Causando que esta colapsará y cediera con gran fuerza por su falta de mantenimiento y deterioro.

Permitiéndole la entrada al Titan,
para que las luciérnagas accedieran a esa nueva zona.

Una habitación repleta de todo tipo de juegos de carnaval,..chozas viejas y pequeños edificios de madera mal pintados.

Todo acompañado de una lugubre melodía musical que provenia de una ubicación desconocida, pero que esparcia su melodía gracias a muchos megafonos disfrazados con cabezas de niños pequeños hechas de plástico.

Y en cuanto Evansz entró por completo a ese lugar, la puerta que había derribado se hizo polvo.

Mientras la entrada se cerraba con una gruesa columna de huesos y estatuas de niños pequeños, acompañado de una fuerte ventisca que comenzaba a asolar cada rincón ahí.

-UYHUHUHUUU-.
Una grotesca voz chillona provino por encima de su cabeza.

Sobresaltandolo y dejándolo ver una figura erratica que corría torpemente para perderse entre las múltiples chozas.

-¡Para!...¡¡eh venido a superar esta torre!!, haci que sera mejor que no te escondas-.

-¡Aquí nadie se esconde,niñito!-.
Le dijo la voz de un anciano.
-¡¡Solo jugamos!!-.
Resopló el tono infantil de un niño.

Sendero Primigenio #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora