†Capitulo 125† ...Vaya...

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La doctora Ivanovich se encargaba de supervisar el avance de su equipo.

Tanto la división que había entre científicos y médicos, ayudo principalmente a que ambas partes comprendieran a que se enfrentaban.

-....Doctora Ivanovich,...descubrimos-.
Habló un hombre joven, de treinta y tantos pero con un atisbo de lo que fue su antigua juventud,..ahora opacada por el estrés y ansiedad de la época.

-¿Si?-.
Con su típica voz y porte de superioridad, la doctora Ivanovich clavo su mirada en el unos segundos, antes de ver el nerviosismo de los demás.

-Que una vacuna, o cura...sería muy difícil de crear en estos casos, no es que no hayamos podido encontrar nada en las células carbonizadas del sujeto traído del exterior de los muros,..al contrario, logramos extirpar una pulposa de carne a medio quemar entre sus costillas...-.
El científico respiro hondo, antes de levantar una pequeña carpeta donde se habían estado anotando los avances de su investigación.

-....-.
Tan pronto como lo vio, la doctora Ivanovich tomo entre sus manos la documentación, y hojeo papel tras papel, analizandolo todo a la brevedad.

-El tipo de virus que afecta las capacidades físicas, mentales...y espirituales, es una rareza entre nuestra rama de investigación...
sin embargo, para ello nos enviaron aquí, para obtener avances, y lo logramos, bajo el peso de saber que no hay ingredientes en todo el interior de nuestra burbuja dimensional, cómo para realizar una cura-.

-...Es una lastima-.
Su mirada severa, oculto por completo la sonrisa interna que la hacía temblar un poco.

-....¿Doctora Ivanovich?-.

-..Bien, preparen todo, nos dedicaremos a mantener la tasa de vitalidad en este lugar, prepararé un equipo que lleve su investigación hacia las sedes de la alianza Luzhiana,
hicieron un buen trabajo-.
La doctora los dejo plantados, con las miradas consternadas de la impotencia.
~Piensan que no hay cura alguna,
pero no entienden nada~.

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-Makarov...-.
La intranquilidad y el cansancio pudo notarse inmediatamente en el soldado que llevaba consigo, las medallas de su grupo enviado a explorar los alrededores.

-¿Eh?, ¿Que sucede Artheios?-.
El hermano del comandante Columbus salió de su meditación, y al ver a su amigo en ese estado tan lamentable, no dudo ni un segundo en abordarlo.
-¡¿Que sucede Artheios?!-.

Fue necesario que lo sacudiera, la cara del soldado se deformó por los borbotones de lágrimas que soltó antes de siquiera hablar de manera ahogada.

-¡Es la zona norte!...Todo, ¡Todo mi grupo cayó!-.

-¡¡¿Que?!!, ¿Co,como fue posible?-.

-... Estamos muertos--.
Artheios, un joven apenas un par de años mayor que el soldado Makarov, le entregó los medallones de sus compañeros caídos.

En total ocho, incluso entregando el suyo mismo....

-¿Que significa esto?-.

-....Vienen más-.

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¡¡Tajjjjkkk!!

Un poderoso martillazo le reventó el cráneo a un mercenario, que intentó dar voz de alarma en cuanto vió al comandante Columbus caminar por los pasillos del laboratorio.

Sendero Primigenio #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora