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Raphael estaba nervioso

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Raphael estaba nervioso. Demasiado nervioso.

Es normal sentirse así, se dice así mismo. Después de todo, la chica que le gusta estaba a punto de verlo por primera vez luego de su cirugía.

Decir que tuvo miedo cuando ella se fue a otro estado solo por la cirugía era poco. Estaba en una constante burbuja llena de ansiedad sin que sus mensajes fueran contestados o las llamadas redirigidas al teléfono de la chica. No supo nada de ella hasta que volvió a Nueva York.

Tiene en sus manos unas bonitas flores, intenta decirse que nada malo saldrá, después de todo, llevaban una bonita amistad por más de dos años antes de que ella decidiera hacerse aquella cirugía.

Se conocieron sin pensarlo, realmente Raphael no creía en el destino o algo así, pero vaya que es extraña la vida cuando luego de eso, se encontraban sin preverlo.

Comprendió que ella no podría temerle sin verle. Era ciega, una chica tímida que podía sonreír solo si tocaba sus manos y luego su rostro con mucha antención, tratando de entender a quien tenía enfrente.

Para Raphael fue solo entender que estaba enamorado.

Sus delicadas manos pasado sobre sus mejillas, tanteando la máscara con cautela para luego llegar a sus ojos. Cuando sus mejillas se tornanron rojas y ella comentó que estaba algo caliente mientras sonríe, solo hizo que Raphael lo confirmara.

Y ahora toca la ventana con temor.

¿Como reaccionará al verlo?

¿Al saber que en realidad es una tortuga mutante?

Intenta solo decirse que todo estará bien, porque ella no sería capaz de decirle algo, pero... Realmente tiene miedo.

Ella desde el otro lado sonríe, está aún acostada tomando reposo. Sabe quién es, es él único capaz de llegar a través de su ventana, lo cuál jamás temió.

—Rapha... – Murmura, puede ahora ver como él entra, su silueta se camufla entre su habitación oscura, pero sabe que es él. —Puedes prender la luz. – Dice ella tranquila.

Las manos de Raphael sudan, intentando estar tranquilo.

—Y-yo... No creo que sea lo mejor. – Dice él.

Pero ella no está de acuerdo, quiere verlo, desea verlo.

Sentirlo gracias a su tacto era una cosa, podía sentir su temperatura y en su momento sus latidos. Pero quiere verlo, ver quién es el chico que suavemente toma sus manos y con gentileza la ayuda en todo.

Asique se levanta de la cama y camina hacia él. Puede ver su silueta, es alta, tal y como podía ver su sombra borrosa antes de la cirugía.

Toma su mano y camina hasta el interruptor, siendo rápidamente detenida por Raphael.

—¿No tendrás miedo de verme? – Pregunta, jamás había tenido miedo de que los humanos los vean, que lo vean a él.

April demostró que podía tener amigos humanos, a pesar de ser una tortuga mutante. ¿Entonces por qué ahora sí tenía miedo?

Pequeñas Historias De Amor Con Las TortugasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora