💙 Nardo 💙

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Leonardo vuelve a levantar su vista, sonrojandose inmediatamente y luego vuelve a meter su cabeza entre el menú del restaurante

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Leonardo vuelve a levantar su vista, sonrojandose inmediatamente y luego vuelve a meter su cabeza entre el menú del restaurante.

–¿Y a Leonardo qué?– Pregunta entonces Abril, riéndose al ver como su amigo mutante cada tanto levantaba la vista solo para ponerse nervioso y luego agachaba su cabeza nervioso.

Donatello se encoge de hombros, no sabía a qué se debía si actitud y tampoco le importaba porque no parecía ser un riesgo, sólo podía notar que estaba nervioso.

Raphael decide mirar hacia la dirección que Leonardo observaba, notando, con mucha gracia, que se trataba de la misma persona que los había ido a antender cuando ellos llegaron.

Y es que jamás la habían visto por esos lugares, su apariencia era como la de un humano común y tenía el uniforme del restaurante de Huesos.

Era amable, sonriente y tenía una voz muy cautivadora que a Leonardo flechó de inmediato.

Cuando se acercó a pedir su orden, Leonardo intentó coquetearle, lo cual solo incrementó su nerviosismo y el flechazo que tenía hacia la persona.

–Así que... ¿Le hablarás? – Pregunta Angelo luego de las señas que Raphael le daba.

Leonardo solo mueve sus manos y luego se razca la mejilla por los nervios.

–B-bueno... –

–Uh, ahí viene. – Dice Abril rápidamente.

–Hola, aquí están sus órdenes de dos pizzas familiares, una normal de pepperoni y una de queso místico, si necesitan algo más no duden en llamarme. – Y se retira. Leonardo ni siquiera se da cuenta del aire que estuvo reteniendo hasta que lo soltó cuando se fue.

–¿Si le hablarás? – Pregunta nuevamente Angelo.

Pero Leonardo niega.

–Oh vamos, el doctor corazón podría ayudarte. –

–Pensé que eras doctor toque delicado. –

–Si, pero ahora soy el doctor corazón y Nardo necesita de mi. Además, ni siquiera creo que se atreva a hablarle. – Leonardo se enoja, haciendo un mohín con sus labios, por supuesto que le hablaría, solo necesitaba ser paciente.

–¡Oye! –

–Bueno, Angelo tiene razón. – Concuerda Abril. – Si sigues así tal vez nunca le hables y te quedarás todo este rato viéndole como un idiota enamorado. – Raphael asiente. Lo que hace que Leonardo se enfade.

–¿Creen que no sería capaz de ir y hablarle? –

–Bueno, si ¿Verdad Donnie? –

–Mmm... Tal vez... – Ni siquiera entendía de que hablaban, estaba metido en su teléfono. Pero la mirada inquisidora de April lo hizo responder aquello.

Pero a Leonardo eso le molesta, asique se levanta decidido.

–¡Bien! ¿Saben qué? Iré y le hablaré. –

–¡Eso! Se el campeón que dices ser. – Animan Angelo y Abril.

Y luego lo ven alejarse.

–¿Creen que lo logre? –

–Diez dolares a que no logra pedirle el número. – Responde Donatello.

–Hecho. – Dice Abril.

⊹⊹

¿Que le diría?

Ni siquiera sabía que decirle, solo se había levantado porque sus hermanos le dijeron que lo hiciera. Que fuera a hablarle.

¿Pero que le diría?

En realidad y aunque fuera un poco coqueto, nunca había tenido esa cercanía para realmente ir y coquetearle a alguien.

El problema ahora es que ya está frente a quien atendió su mesa. Y le sonrie de una manera tan bonita que Leonardo no sabe cómo reaccionar y mucho menos que decir.

–¿Necesita algo? –

–B-bueno si... Amm... Lo que pasa es que se te olvidó agregar algo. – Trata de sonreír, aunque por dentro estaba muriéndose.

–¿Que, enserio? Dígame y se lo llevo en seguida. –

–Le faltó tu número, primor. – Y guiña un ojo.

Su postura es firme, con sus brazos cruzados y esa sonrisa coqueta.

No esperaba que se sonrojara.

–¿Eh? –

–Q-quiero decir... Podrías darmelo. – Y ahora era él quien se sonrojaba.

Ríe, jamás le habían coqueteado de esa forma.

Dios, su sonrisa deja tonto a Leonardo. Pero puede ver como se gira y toma rápidamente un papel y un lápiz.

–Puedes tenerlo.– Responde, pasando coquetamente el papel por un lado de la mejilla del chico sin llegar a lastimarlo. Estaban demasiado cerca. –Y bueno, llámame. – Le guiña un ojo en respuesta y se va.

"¡¿Diosito que hice?! ¡OMG, OMG, OMG, OMG! ¡Diosito ayudame!"

Leonardo corre a la mesa.

–¡Lo hice! ¡Tengo su número! ¿Ven? Nadie puede resistirse a los encantos de Leonardo. –

Bueno, él no pudo resistirse al encanto de T/N, pero detalles.

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Pequeñas Historias De Amor Con Las TortugasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora