Visita I

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El aroma a rosas y dendrorios estaba impregnado en el aire, haciendo que la gran habitación se sintiera aún más acogedora de lo que ya era.

Con calma amarro su largo cabello en una coleta alta, justo como a su amante le gustaba que la llevará; poco a poco fue abotonando si camisa hasta llegar a su cuello, donde dejo un botón suelto y organizo la tela para que se viera ordenada y pulcra.

Siempre habia sido un gran fan de los trajes y las camisas elegantes, pero esta vez solo queria ir con un pantalon algo suelto de tela, una camisa color crema y unas botas de cuero sintetico negro, en su cabeza no llamaba tanto la atención.

Ya practicamente listo, tomo su celular de la mesita de noche al lado de la gran cama, y se dedico a escribirle a sus trabajadores las ordenes que tenian que seguir hoy, ya que el Jefe de la mansión y el amo Scara, no se encontrarán hoy en casa.

Mientras sus dedos se movian, desde el baño privado, se escuchaba el leve chapoteo que los pies de Raiden creaban junto al humedo piso; tal parece que el enano cepillaba su cabello con esmero mientras esperaba que toda el agua se escurriera por su cuerpo.

-"La vida me ha dado un hambre voraz y tu solo me das caramelos~"-Tarareaba la canción que se le habia quedado pegada en la cabeza, culpa de Kazuha, quien no dejo de mandar audios cantándole a todas horas-.

Al sentir su cabello totalmente seco y en su forma natural, tomo su bandana y se la coloco de manera que su flequillo no molestara en su frente, y pudiera empezar a maquillarse el rostro.

Empezo a humectar su frente, las mejillas, la nariz, absolutamente cada parte de su esbelto rostro, incluso llegando a rozar el cuello.

Siguio con el primer en sus pomulos, frente y barbilla; el corrector, el polvo traslucido, sus caracteristicas sombras rojas en sus parpados, un poco de iluminador en su nariz y mejillas, el suficientes rubor para no parecer un muerto en vida y brillo de labios sabor fresa con el color justo.

Admiro su obra de arte, se veía espectacular; recuerda la otra vez cuando fue junto a Diluc a esa fiesta elegante que dieron en el salón de eventos oficial de Mondstandt, y los cientos pares de ojos que se le quedaron viendo un buen rato al ver la elegancia y belleza que irradiaba.

Le encantaba sentirse observado, mucha gente le decia egocentrico, narcisista e incluso obsesionado con querer llamar la atención, pero él no tenia la culpa de ser tan endemoniadamente perfecto.

-"Una loba en el armario~ tiene ganas de salir~"-Se quito la toalla y la dejo en la cesta de su derecha, dejando ver su cuerpo desnudo a la vista-.

Empezo colocándose los boxers, unos bonitos de estampado de estrellas que la tía Nahida le habia regalado hace unas semanas, ese dia casi se muere de vergüenza.

Tomo los pantalones y se los puso como si estuviera en una pasarela, le encantaba ese momento del dia en el que se arreglaba y analizaba lo bien que se le veía la ropa, era algo que habia empezado a disfrutar desde su operación.

Agradecia mucho a su tia Nahida por haberle ayudado en todo el proceso de su transición; realmente no es su verdadera tía, no comparten ni el tipo de sangre ni la apariencia fisica (exceptuando lo enanos que son) pero la conoce desde que tiene memoria, y ella siempre ha estado a su lado para apoyarlo en todo.

Aún recuerda el dia en el que escapo de casa por esa maldita pelea, y Nahida le acogio en su casa en Sumeru; minutos después de haber hablado con ella por teléfono, ya se encontrada en una limosina de camino hacia la nación de la sabiduría.

Le debe muchísimas cosas a esa mujer, también fue quien le financio sus cirugías, quién le cuido en su recuperación, y la primera persona a quién le contó su relación con Diluc.

¡Chicos anemo en acción!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora