Capítulo 1: La libélula

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AndreaManhattan, New York

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Andrea
Manhattan, New York

Observé el perfecto techo de la habitación y solo llegaba a mí el momento en que todo empezó a salir mal en mi vida.

—Andrea...—escuché la dulce voz de mi psicóloga.

—Eh... Lo siento —dejé de mirar el techo y enfoqué mi mirada en ella—. ¿Me decías algo?

—Sí, solo te decía que ya estás lista —sonreí al ver la sonrisa que me estaba brindando.

Lily Brooke es una mujer no tan agraciada, pero tenía una hermosa sonrisa, era de buenos sentimientos y una paciencia extraordinaria.

—¿Estás segura? —pregunté.

—Sí, Andrea. Puede que estés pensando que me estoy equivocando con el diagnóstico, pero no es así...—Ya es hora de que continúes con tu vida, ya estás preparada para lo que venga.

Afirmé con mi cabeza y le di una sonrisa, sí ella estaba segura, entonces yo le creía.

—Muchas gracias por todo, antes de despedirme... ¿Será que puedo visitarte alguna vez? —cuestioné con tono curioso.

—Por supuesto, espero que te vaya muy bien en todo —dijo Lily con cierto tono amoroso.

Pasado un mes de haber empezado mis sesiones con Lily, ella me confesó que yo era como la hija que nunca pudo tener.

—Gracias, voy a extrañar nuestras sesiones —murmuré soltando un suspiro. 

Lilly asintió, sonreí por última vez y salí del despacho. Una vez fuera del edificio, vi a Pietro junto a la puerta del auto.

—¿A dónde la llevo, señorita Andrea?—preguntó Pietro con tono amable mientras abría la puerta.

Pietro Brown, un hombre de cincuenta años, un poco canoso y no tan alto. El día que lo elegí para que fuera mi chofer, él y tanto los otros aspirantes no lo podían creer. Pietro fue el único que no me miró lascivamente.

—Llévame a Eleven Madison Park —mencioné con una sonrisa para luego entrar al auto.

Después de unos minutos, el auto se detuvo frente al restaurante. Pietro bajó la ventanilla divisora y me observó.

—Déjame aquí y tómate el día libre —Prieto iba a protestar, pero se quedó callado.

—Está bien, estaré pendiente por si llamas —expresó el hombre soltando una sonrisa.

Noche Estrellada: La estrella más solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora