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Olivia se agitó incómodamente en la cama, luchando con su frustración y decepción

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Olivia se agitó incómodamente en la cama, luchando con su frustración y decepción. Andrea se había distanciado tanto de ella que ya ni siquiera se molestaba en fingir que estaba bien.

Los ojos de Andrea estaban distantes y cansados, como si llevara un gran peso en los hombros.

Olivia notó una tensión creciente entre ellas. Cada vez que intentaba acercarse a Andrea, ésta se volvía hacia el otro lado, creando una barrera de silencio y resentimiento entre ellas.

La castaña estaba perdiendo la paciencia con Andrea y no podía entender por qué Andrea se alejaba tanto de ella.

Con cada día que pasaba, Olivia se sentía más confundida y triste. ¿Qué había ocurrido para que Andrea se volviera así? ¿Y cómo podría salvar su relación?

En un intento desesperado por reparar sus daños, Olivia preparó una cena romántica para Andrea.

Ella estaba nerviosa mientras la cena se preparaba. Había puesto su corazón en la línea con esta cena, y no tenía idea de cómo reaccionaría Andrea.

Cuando Andrea entró en la cabaña, Olivia vio algo parecido a la luz de la felicidad en sus ojos, pero su sonrisa desapareció tan pronto observó a su novia.

Andrea se sentó a la mesa y miró fijamente al vacío, sin decir nada. Sus manos se crispaban a su alrededor, como si estuvieran atrapadas en una prisión invisible.

Olivia se sentía casi asfixiada por la angustia que se había apoderado de la habitación.

—Andrea, ¿podemos por favor hablar? —preguntó Olivia con una voz ronca de emoción reprimida—. ¿Qué está sucediendo contigo? ¿Puedes al menos decirme qué pasa?

Andrea permaneció en silencio, sus ojos se suavizaron y luego se endurecieron. Sus manos temblaban ligeramente cuando alcanzó su vaso con agua.

Olivia observó cómo Andrea se abría paso a través de la emoción, como si una guerra interna se estuviera desarrollando dentro de ella.

—Olivia, lo siento, pero no puedo hablar de esto. No puedo hablar de lo que sucede. No puedo. Lo siento, lo siento mucho —expresó la pelirroja.

Olivia podía sentir su corazón doliendo, mientras una profunda tristeza y frustración inundaba su ser.

—Andrea, te amo, ¿me escuchas? ¡Te amo y tú te estás alejando de mí! ¿Qué puedo hacer? —exclamó Olivia empezando a llorar.

Andrea se enfrentó a Olivia con una mirada desolada en sus ojos.

—No hay nada que puedas hacer. No puedo compartirlo contigo. No puedo compartir lo que está pasando. Es demasiado peligroso —dijo Andrea con voz apagada.

Olivia se sentó de nuevo, derrotada y herida. Su rostro se tensó con el dolor, como si hubiera sido golpeado en el estómago. Toda la situación la estaba superando.

—¿Por qué? ¿Qué puede ser más importante que nuestra relación? —preguntó Olivia, con voz temblorosa.

—No puedo decirlo, ¿lo entiendes? No puedo decírtelo. No tengo ese lujo —soltó Andrea, sus labios apretados en una fina línea.

Olivia estaba derrotada, la desesperanza golpeando su corazón con cada latido. Se sintió como si hubiera fracasado como pareja.

—¿Lo entiendo? ¿Cómo podría entenderlo? No compartes nada conmigo —mencionó Olivia.

—Lo siento, Olivia. Lo siento mucho —susurró Andrea, como si estuviera derrotada por una fuerza desconocida.

—Sólo quiero ayudarte —dijo Olivia, agarrando las mejillas de su novia.

Andrea se apartó y puso distancia entre ellas.

—Olivia, sé que lo haces, pero es algo que no puedo compartir contigo —expresó Andrea en voz baja, su voz ahogada por la emoción.

—¿No crees que podríamos solucionar esto juntas? —preguntó Olivia, su voz llena de fe, a pesar de su temor al sentir ese rechazo.

Andrea miró a Olivia directamente a los ojos.

—Olivia, lo siento, pero no. No podemos. No puedo dejarte en este estado. Me voy —comentó Andrea con firmeza, pero su voz se estremeció con la emoción.

Olivia se sintió como si fuera golpeada en el estómago y se quedó allí, paralizada, su corazón destruido y herido.

—¿Qué? ¿Qué quieres decir? —preguntó Olivia, la incredulidad cundiendo por todo su cuerpo.

Andrea se apartó de Olivia, una lágrima escapando de su ojo.

—Necesito irme. Necesito tiempo para mí misma —dijo Andrea, su voz fría y distante.

Olivia estaba aterrorizada, su corazón batía desenfrenadamente mientras la angustia amenazaba con sofocarla.

—¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que está ocurriendo? —preguntó Olivia, tambaleándose hacia atrás, como si fuera a caerse.

Andrea miró a Olivia con una mezcla de pesar y resignación en sus ojos.

—Lo siento, Olivia. No puedo decírtelo. Pero necesito irme —expresó Andrea, cerrando la puerta detrás de Olivia y dejando a la joven completamente desconcertada.

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Noche Estrellada: La estrella más solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora