Capítulo 30: Confrontación

514 30 13
                                    

<Flashback>Noche anterior, Mansión Liu

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

<Flashback>
Noche anterior, Mansión Liu

Candice quería ir tras Andrea, pero ella sabía que si lo hacía podría generar decepción en su abuelo y madre.

—Me siento tan avergonzado, lamento que esto sucediera —expresó Joseph con un rostro inexpresivo.

—Su hija habla de educación y ella no la tiene —se podía escuchar el tono de desagrado de Amelie—. Debería de aprender de Candice, mi padre se ha encargado de darle la mejor educación.

Regina quien se encontraba escuchando todo decidió quedarse callada, ya que si abría la boca el problema se haría más grande.

—Señores, damas... Gracias por esta cena —dijo mientras se levantaba—. Me retiro, buenas noches.

—Voy contigo, madre —expresó Joseph con una sonrisa—. A pesar del incidente, la cena estuvo espléndida.

Amelie sonrió, Candice también lo hizo, pero con menos intensidad. Después de las despedidas, los Liu quedaron completamente solos.

—No te tenías que casar con esa, todo esto es tu culpa —musitó Baltasar a Candice— ¿Qué te hemos enseñado? Siempre tienes que tener a las personas en la palma de tus manos...

Candice sintió como un nudo empezaba a formarse en su garganta. Ella sabía que lo que había pasado no era su culpa y quería expresarlo, pero también sabía que si lo hacía no sería muy bueno para ella.

—Retírate, tu abuelo ya no quiere hablar más contigo —dijo Amelie con tono serio.

La pelinegra se levantó y sin decir ninguna palabra salió de la mansión. Candice tenía un deseo, un deseo que al pasar los años iba desapareciendo.

<Fin flashback>

🌃

Olivia

"Si cruzas esa puerta, me perderás para siempre"

Abrí mis ojos y llevé mi mano a mi mejilla mojada. Esa frase me ha perseguido desde que Andrea me dejó, los sueños dulces se convirtieron en pesadillas.

Me giré hacia Andrea, ella se encontraba profundamente dormida. Su rostro lucía muy pálido, no pude evitar preocuparme. No sé en que momento empecé a dejarle pequeñas caricias en sus mejillas.

—Eres una idiota, utiliza bálsamo para tus labios —susurré mientras pasaba mis dedos por sus labios—. Andrea... Fuiste, eres y siempre serás mi más bonita casualidad —acerqué mis labios a los suyos—. Sí vas a regresar, procura esta vez no dejarme atrás.

Finalicé y cerré el espacio entre nuestros labios. Al separarme sonreí, Andrea era mi lugar seguro y eso nadie lo iba a cambiar.

Noche Estrellada: La estrella más solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora