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"La suave brisa de la mañana siempre traerá la paz que el alma en agonía necesita para viajar hacia el paraíso."


Camino de la serpiente-[Único camino hacia la aldea prohibida-Región Central]:

Sabía que aquella nube siniestra no pertenecía al cielo porque era imposible que algo tan oscuro naciera del cielo.

Azotó las riendas del caballo para hacer que se moviera con más rapidez hacia su destino.

-¡Legendaria!..-gritó a poca distancia de ella aquel hombre con la cicatriz en la cabeza.-este camino lleva hacia la aldea prohibida..-le dijo a gran voz para que pudiera escucharlo a través de los galopes de los caballos.
-El humo viene de ahí..-gritó ella en respuesta y agitando las riendas del caballo aun más.
-¡Egil!..-gritó con fuerza hacia su hermano que venía atrás suyo.-avancemos en fila vertical..-el galope del caballo del hombre con el mismo rostro que el de la cicatriz se escuchó cada vez más cerca hasta que su caballo galopaba a su lado y a su ritmo.

Por el humo, el olor y el calor endemoniado que se sentía, sabía que se acercaban cada vez más al sitio.

-¿Cómo lo llamo, guerrero?..-gritó ella de repente hacia el hombre de la cicatriz.-¿qué nombre grito si lo necesito?..-aquello parecía sacado de una leyenda o de uno de esos aburridos libros que su madre tenía.
-Einar..-gritó este con una pizca de emoción por el interés de aquella mujer.-él es Egil..-ella asintió con la cabeza en señal de respeto y luego hizo lo mismo con su hermano.

La imagen que tenía adelante de sí de aquella aldea en llamas casi la hizo detener a su caballo para analizar que debía hacer pero su sentido del deber (o quizá su insensatez) la hizo azotar las riendas para apurar al animal hacia aquel infierno terrenal.

Mercado Negro-[Región Central]:

Cuando la noche caía, aquel sitio que durante el día estaba lleno de puestos con baratijas se volvía un sitio oscuro y lleno de puertas abiertas para quien quisiera tener sexo y alcohol gratis.

La reputación de la región se venía abajo con aquel endemoniado lugar pero nadie de la familia real podía deshacerse de el por el temor que sentían hacia las brujas que allí habitaban.

Más aquella noche, a pesar de que los hombres casados tocaban a las puertas desesperados por conseguir placer, las criaturas de la noche no salieron de sus escondites y todo por el temor que sentían hacia algo que resplandecía aún en medio de la oscuridad.

-Ella..-había dicho la criatura con los ojos cosidos.-será la perdición de la realeza..-eran sus primeras palabras en siglos y todos la habían escuchado con claridad.-finalmente ha llegado el inicio de una nueva era..-el reinado de aquel despreciable hombre finalmente estaba quebrandose y la sentencia que aquella había declarado era suficiente para que los habitantes del mercado celebraran.



Camino de la serpiente-[Región Central]:

Su corazón latía tan fuerte en su pecho mientras azotaba al animal que lo cargaba hacia el sitio donde ella se encontraba.

Creía que podría mantener su enojo lo suficiente para establecer quien tenía el poder pero conforme avanzaba hacia la aldea, conforme el caballo se acercaba al sitio envuelto en humo y llamas, el miedo se apoderó de él y le arrebató la única oportunidad que tendría de probarle a todos que aquella mujer no era su punto débil.


Jardín de los lirios-[Aldea prohibida-Región Central]:

Adentrarse en aquella aldea en llamas había sido como entrar el mismísimo infierno de forma voluntaria.

Los caballos, a quienes siempre consideraba más listos que los humanos, demostraban su miedo relinchando y saltando frenéticamente para hacer detener a los jinetes de continuar con su camino por aquel sitio.

-¡Maldita sea!..-dijo el hombre de la cicatriz cuando su caballo saltó hasta hacerlo caer.-no quieren entrar..-ella asintió con la cabeza y se bajó de su caballo para luego verlo escabullirse lejos de las llamas junto a los otros dos.
-Tenemos que continuar..-dijo ella antes de extender una mano hacia el hombre para ayudarlo a levantarse.
-Es mejor esperar a que vengan los soldados..-dijo este cuando se puso de pie y sacudió su ropa.
-No, las personas podrían morir si esperamos a que venga la ayuda..-el fuerte sonido de un techo viniendose abajo los hizo moverse del sitio rápidamente.
-¿Acaso no sabe que todo ser vivo que habita aquí está enfermo?..-no entendía cual era el problema con eso ni porqué aquel hombre se veía tan asustado.-ese es el motivo de que el rey los enviara a este lugar tan apartado de la región..-esas palabras retumbaron con tanta furia en su cabeza que no podía escuchar nada más.
-Siguen siendo personas..-dijo ella de repente y casi en un susurro.-no sé mucho sobre esto pero creo que el deber de un legendario es ayudar a quienes lo necesitan..-los ojos de los hermanos se encontraron y ahí, en el silencio en el que estaban acostumbrados a comunicarse, se dijeron lo que debían hacer.-sin importar qué..-los ojos del hombre de la cicatriz buscaron los de ella y en ellos pudo ver una curiosa llama más ardiente que la que consumía la aldea.
-¿Cuál es el plan?..-el único plan era buscar sobrevivientes y debían hacerlo pronto o el fuego acabaría con todos.

Una vez establecido el plan, los tres tomaron rumbos diferentes y conforme avanzaban, las llamas parecían aumentar.

La búsqueda parecía ser inútil con tanto humo y fuego esparciendose por todo lado pero el sonido de un golpe repitiéndose a lo lejos la hizo agudizar el oído y calmar el resto de sonidos que su cuerpo emitía.

Tac...Un golpe seco...Tac...Tres pasos...Tac...Esta atrapado...Tac...Aquello era un sobreviviente que pedía ayuda.

Al avanzar, el sonido se hacia más fuerte y el humo tan pesado que tuvo que tapar su nariz con el brazo pero aquella negrura y pesadez no la hicieron no percatarse del camino de sangre bajo sus pies.

-Golpea de nuevo..-gritó ella cuando los golpes se detuvieron de repente.-necesito que haga ruido porque no puedo ver..-dijo con desesperación al ver que el golpe seguía sin oírse.
-¡AYUDA!..-el grito desesperado de aquella mujer desató un extraño sentimiento que la hizo correr hacia su dirección.

La sangre del suelo aumentaba conforme avanzaba y quizá eso significaba que aquella mujer estaba herida.

Más cuando llegó al lugar donde la sangre era demasiada y las llamas la rodeaban, se dio cuenta que quizá el fuego no sería su mayor enemigo.

-¿Es que acaso planean enfrentarme en medio de este infierno?..-dijo con voz firme para que aquellos que se escondían salieran de los escombros.
-Maldita bastarda..-aquella voz no era una voz normal y ni siquiera parecía ser de humano.
-¿Qué demonios hacen ustedes aquí si la carne de las personas no esta podrida?..-aquella bestia salió de repente de los escombros sosteniendo a una mujer con su brazo y el cuchillo que mantenía pegado a su cuello con la otra mano.
-He venido por tu cabeza..-los comecarne salían de la nada, saltando y rompiendo todo a su paso.-y no me iré sin ella..-aún en medio de las bestias, el fuego y el humo, sus ojos se percataron de que alguien la miraba desde un pequeño refugio creado bajo la madera y que sus ojos estaban muy abiertos y llenos de terror.-ha llegado tu hora, guerrera..-dijo la bestia que cargaba a la mujer antes de tirarla con fuerza sobre el suelo.
-Mi hora llegará cuando el cielo y el infierno lleguen a un acuerdo por ver quién se queda con mi cabeza..-dijo ella antes de sacar su espada y colocarse en posición de batalla.
-El cielo y el infierno no impedirán que yo sea tu verdugo..-dijo la criatura antes de sacar la espada que había creado con hierro y huesos humanos.

Batalla tras batalla, odio tras odio y muerte tras muerte la seguían a donde fuera pero esta vez la batalla era contra el tiempo, el tiempo que les quedaba a las personas que habitaban ahí y que debían ser rescatados.

♤La última guerrera ♤ [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora