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"Se sabe que fueron aquellas leyendas las que forjaron la columna de las regiones y que sin ellas, la vida misma sería inexistente."

Castillo de Aren:

Ya había caído la noche del segundo día y la impaciencia por la ausencia de aquella mujer aumentaba con los segundos.

Había sido claro en su pergamino, los ancianos ya debían haberla enviado hacia acá pero parecían querer tardarse por sus malditas tradiciones.

Necesitaba verla, saber si realmente era aquella a la que había estado buscando por tanto tiempo y de la que solo había escuchado rumores.

–Majestad..-cada vez que su mano derecha entraba en la habitación, lo miraba con esperanza por noticias sobre el Norte pero nuevamente se había llevado una decepción al verlo negar con la cabeza.-los guerreros del Oeste y del Sur han llegado..-cuanto más lo harían esperar esos malditos ancianos.
–Esos imbéciles deben estar haciendo la estúpida ceremonia de la Sangre para retrasarla..-para nadie era un secreto qué las tradiciones seguían frescas en la región del Norte.-¿y la reina?..-preguntó sin pizca de interés, aunque ya sabía la respuesta a esa pregunta.
–Esta en la alcoba real, alteza..-una risa sin humor escapa de sus labios ante esa vil mentira.
–Más bien, en la de los guerreros..-aquella serpiente que tenía de esposa se había arrastrado por la noche hacia la alcoba de los guerreros y solo el cielo sabía que había hecho ahí.

Quería matarla a golpes o envenenarla, no sabía con exactitud como acabar con ella pero era un hecho que ya estaba cansado de ese maldito matrimonio con aquella ramera.

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Ceremonia de la Sangre-[Región Norte]:

Gracias a los rumores de la guerra, al sobreviviente que cargaba al comandante y a la llegada de la guerrera, los ancianos tuvieron que hacer la tradicional ceremonia de la Sangre.

Aún existía el malestar, ya que el consejo de ancianos y hasta el mismo líder creían que esta ceremonia era demasiada celebración para una simple mujer.

Más aún había cierta inquietud por aquella magistral ave que el rey había enviado específicamente a la criatura de la cicatriz en el rostro.

La gran farsa había empezado y la música tradicional, el fuego en medio de todos, el silencio sepulcral de la gente, el gran cuchillo sobre la mesa de piedra y la vasija vacía frente a los líderes no la harían cambiar de parecer.

–Hermanos..-dijo el líder antes de tomar el cuchillo y levantarlo para que todos lo vieran.-la tradición dicta que bauticemos a nuestro guerrero con nuestra propia sangre pero la región del Norte no solo la conformamos nosotros, también ustedes..-el anciano líder coloca su mano libre sobre el filo del cuchillo y lo estruja para abrir su piel.-por eso los invito a que juntos bauticemos a nuestro guerrero legendario..-ella observaba como las gotas de sangre del anciano líder caían dentro de la vasija.

Sabía que todo esto era una farsa, una vil mentira del anciano pero no tenía más opción que seguirla o muchos morirían.

La vasija, la sangre de todos y las miradas hacia ella aumentaban lentamente.

–¿Tienes miedo?..-le había preguntado el comandante cuando estaban escondidos tras los arbustos.
–¿Usted no?..-aquella pregunta solo le había dibujado una sonrisa.
–Para un ser como yo, sentir miedo es normal..-no se explicaba como aquel hombre podía mantener el buen humor en una situación así.-pero para un ser como tú, el miedo solo es el impulso que da la tierra para sobrevivir..-su mirada se puso alerta cuando el cuchillo llegó hasta aquel niño por el que sentía algo de aprecio y perforó la piel de su pequeña mano.-eres alguien destinado a ser leyenda, Laena..-las palabras del comandante resonaban en eco en su cabeza cuando se dejó caer de rodillas frente al anciano líder.

♤La última guerrera ♤ [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora