♤ [19] ♤

6 1 0
                                    

"La ambición humana siempre llega a niveles inhumanos en los que la perversidad y el egoísmo son los protagonistas."

Castillo de Aren:

Quería destruirlo frente a todos los idiotas sentados alrededor de aquella mesa que lo alababan como si fuera un dios o una especie de salvador.

Aquella bestia que la miraba con temor y tristeza desde el otro lado de la mesa no era más que una abominación, una maldición que la tierra deseaba eliminar para curarse a sí misma.

Sentía en sus venas la adrenalina, el deseo y las ansias por verlo desangrarse frente a sus ojos, por escucharlo rogar por su vida, por verlo dando su último respiro.

–Retírense..-había dicho él con voz firme para todos los hombres sentados a la mesa.
–Pero majestad..-no era un secreto que aquella mujer ahora mismo no parecía inofensiva.
–¿Acaso no fui claro? ¡Retírense ya!..-aquello no era más que la exigencia de un hombre sin fuerza, sin valor, sin humanidad y sin importancia.

No entendía si él los estaba enviando lejos por temor a que lo vieran muerto o porque era un estúpido que no valoraba su insignificante vida.


                                   ♤


 

Había pasado toda la mañana leyendo uno de aquellos libros de la enorme biblioteca del palacio y evitando pensar en aquella mujer que ahora era su perdición.

En otros tiempos, quizás sentiría miedo o inseguridad por ella pero le había dado la orden a su criada de informarle si su esposo se acercaba aunque sea un poco a ella mientras estuviera acostada en aquella cama.

Agradecía a los cielos que no había sentido temor porque su sirvienta no le había reportado nada o al menos así había sido hasta ese día en el que entró agitada a la biblioteca.

–Están juntos, su Majestad..-dijo la mujer con voz agitada y sus ojos llenos de temor por la reacción de la reina.
–Maldita zorra..-exclamó ella con rabia antes de ponerse a caminar hacia la puerta de la habitación.


                                       ♤


Finalmente habían quedado solos en aquel enorme salón en el que los separaba una enorme mesa de madera pero sentía que ya ella estaba frente a él.

Por la manera en la que lo veía, sabía que estaba dispuesta a matarlo y que no le importaban las consecuencias que eso traería.

–Laena..-empezó a decir él con voz tranquila y sin dejar de mirarla a los ojos para evitar que ella pensara que le tenía miedo.
–Voy a cortarte la maldita lengua..-ella se acercaba lentamente como un depredador hacia su presa.
–¿Qué he hecho exactamente para desatar tu ira hacia mí?..-aquellas absurdas palabras la hicieron detenerse su sitio.
–No sabría si empezar por el hecho de que el rey ha sido rechazado por una mujer enmascarada en la aldea prohibida y todos hablan de ello o por lo que había en esa aldea a la que han tachado de "prohibida"..-sus palabras venían cargadas de rabia y su mirada se llenó de odio en un instante.-era una aldea llena de personas inocentes a las que mandaron a matar..-su puño golpeó la mesa un par de veces como si está fuera una puerta.-y fue nada más y nada menos que el desgraciado a quien tengo frente a mí..-parecía que todo aquel lío era por las personas de la aldea y no precisamente por él.
–¿Entonces estás furiosa conmigo por lo que le he hecho a las personas de la aldea?..-se sentía extrañamente aliviado porque su molestia fuera en otra dirección y no precisamente por lo que sucedió cuando se encontraron en la aldea.-debo admitir que es un alivio escuchar que estás enojada por esa tontería..-todavía no parecía estar fuera de peligro ya que, en el lapso en el que entabló su pregunta, ella se había acercado lo suficiente a él.

♤La última guerrera ♤ [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora