Escama

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Sus labios eran lo más suave que alguna vez había probado, ni la nube de azúcar era tan suave y delicado que los tibios labios de Annie. Ladeé un poco mi rostro soltando las manos de ella, pensando que quería separarse, pero una de sus manos ahueco mi mejilla y la otra se fue hasta mi nuca para evitar terminar el beso.

Estaba besando a una sirena en la mitad de la playa en un día de otoño al otro lado del mundo. No me importaba mojarme al acércame a ella, no me importaba nada en ese minuto, solo quería seguir sintiendo su toque, no existía investigación ni la frustración de hace uno momento atrás, solo existía ella y yo.

-¡Oigan jóvenes! -Un grito nos sacó del trance que estábamos viviendo. Miré de reojo, a lo lejos podía ver a dos pescadores con unas botas en las manos.

Poco a poco, sin ser muy evidentes nos movimos de tal manera que me coloqué detrás de Annie y ella se movió con una agilidad único entre mis piernas para sentarse en esa zona. La abracé por encima de sus brazos para tapar su desnudez superior y evitar que se viera su cuerpo.

-¡Si! -Grité mirando a los pescadores.

-¡Comenzará a llover es mejor que vayan a casa! ¡La marea puede subir!

-¡Si, muchas gracias!

No pude escuchar el último murmullo del pescador, sin embargo, intuía que podría ser algo relacionado con lo que estábamos haciendo y la ropa de Annie amontonada a un lado.

Esperamos un par de minutos en la misma posición hasta que se fueron.

-Armin, me estoy secando, pica -Dijo Annie moviendo su aleta. En ese momento me di cuenta de que estaba muy apoyada en mi pecho, casi recostada con una expresión de disfrute.

-Ah, sí, perdón... -Saqué mis brazos de su cuerpo para que ella se moviera.

Annie se movió más a la orilla para que el agua le llegara a la aleta y al cuerpo en general. Yo solo podía admirar lo hermosa e irreal que era.

-¿Puedo hacerte unas preguntas ahora que hice un trato de silencio? -Cuestioné sin dejar de mirarla.

Ella asintió.

-Sí, todas las que quieras hasta donde yo pueda darte respuesta, hay muchas cosas que no sé, pero puedo ser de ayuda -Se movió más adentro del mar.- Iré a dar una vuelta para poder cambiar mi aleta, enseguida vengo.

-¿Eh? ¡Annie! -En ese momento ella desapareció entre las olas que se aproximaban a la orilla, solo pude ver su aleta antes de verla desaparecer por completo en el mar.

Me levanté de mi lugar y caminé hasta donde había amontonado su ropa para sacudirla de la arena.

¿Qué iba hacer de ahora en adelante? ¿Nos volvíamos a Eldia? ¿Seguiría investigando un poco más sobre las sirenas de acá? Annie podría ayudarme con aquello mediante el mar, pero si las sirenas eran igual de bravas como la del otro día... No quería que Annie saliera afectada por un trabajo que era mío.

-Me iré empapada, pero lo bueno es que no estamos lejos de la residencia.

Me giré para mirarla.

-Tendremos que caminar rápid-...

Dejé de hablar al verla caminar desnuda hacia mí. Aparté la mirada sintiendo como mi rostro se volvía colorado a más no poder. Si bien, la había visto hace unos minutos atrás e incluso la abrace en su forma de sirena, su cuerpo en la parte superior no había cambiado para nada solo las escamas en sus manos y brazos, no era lo mismo que verla en su forma "humana" sin ropa. Era algo complicado de explicar.

Secreto con Escamas [Aruani]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora