Reflexión

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La llegada a Eldia fue lo más inevitablemente deseado. Quería llegar a casa, quería enviar la postulación, quería ahorrarme un par de años antes que me buscarán una familia para casarme y apoyar a la futura reina de la isla. Pero a la vez, quería volver a salir de viaje, quería seguir compartiendo mi tiempo con los chicos y obviamente, quería pasar mucho más tiempo con Annie. Sin embargo, al hacer el trasbordo a la isla, la rubia apenas comenzó a contestarme las preguntas, lo entendía, pero yo seguía insistiendo hasta que ella, unos kilómetros antes de llegar al puerto me dijo: "Para mí también es difícil, me duele, eres el primer hombre que me gusta y no podré tenerte, hagámoslo más fácil ¿Bueno?"

Antes de bajarnos llamé a todos al hall principal, a cada uno le entregué la paga prometida independiente de las semanas que nos tomó el viaje, tratos eran tratos y todos tenían una familia detrás. Me despedí de cada uno, le di las gracias infinitas por la cooperación, trabajo y buenos momentos, obviamente les pregunté que si salía cualquier otro viaje podría contar con ellos, cosa que fue totalmente un hecho.

Fui a buscar las cosas a la cabina, tomé la maleta llena de todos los documentos sin dejar nada sin guardar. Bajé a cubierta para tomar mis pertenencias, pero antes de llegar al cuarto donde dormíamos con los chicos pude ver a Annie tomando su bolso para colgarlo en su hombro y dirigirse hasta la escalera.

Sin pensarlo caminé más rápido y alcancé a tomar su mano para detenerla. Ella se giró casi asustada por el gesto hasta que vio de quién se trataba.

-Pero ¿Qué-...

No había tiempo para preguntas, menos para desperdiciarlo en buscar un lugar sin personas, aunque ya todos estaban en superficie esperando que el barco anclara y poder bajar.

Abrí la puerta de uno de los cuartos que eran destinados a almacenar herramientas y nos metí rápidamente dentro. Cerré la puerta con seguro y prendí la luz; el espacio era reducido, pero caíamos los dos perfectamente. Su bolso y mi maleta cayeron al suelo por el movimiento y nos miramos fijamente.

-Eres un príncipe muy osado.

-No me juzgues.

-Lo sé, pero ¿Qué habías dicho ayer sobre lo que era mejor no encerrarnos en lugares así? ¿Te quieres romper el corazón por gusto?

Negué rápidamente.

-Me quiero despedir sin presión.

Apenas terminé de hablar Annie suspiró profundamente antes de abrazarme por el cuello y besarme, rodeé su torso con mis brazos, apegándola a mí. Era un beso que agonía, no tenía otra manera de describirlo, una despedida que no era deseada, pero el viaje había llegado a su fin.

Memoricé la suavidad de sus labios, como su cabello rubio invadía mi espacio y como su cuerpo respondía al mío. La vi solo una vez como sirena, pero jamás iba a olvidar sus escamas anaranjadas, su unión de su cuerpo con su aleta y su canto hipnotizante.

De un momento a otro el barco hizo un ruido por los mecanismos y se tambaleó un poco. Ambos nos separamos con la respiración acelerada, rocé mi nariz con la de ella antes de dejar otro par de besos en sus labios.

-Es hora de irnos.

Ella asintió y se separó de mí, tomé nuestras pertenencias antes de abrir la puerta y dejar que ella pasara primero, apagué la luz y al salir cerré la puerta.

-De vez en cuando me daré unas vueltas por el puerto, espero verte ahí. -Comenté aferrándome a mi equipaje, ella acomodó su bolso en su hombro y sonrió.

-Seguro.

Annie levantó una de sus manos y se giró para caminar hasta la escalera que daba a la superficie.

Secreto con Escamas [Aruani]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora