Capítulo 3

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Eran pasadas las 7, horario acordado para reunirse en la gran casa Romanoff – Bishop, las madres de ambas ya se encontraban allí centrando toda su atención en su pequeña nieta, preguntándose por qué no habían comenzado a cenar aún, notando que había más platos en la mesa ya lista, sin dudas que eso había despertado su curiosidad.

Antes de que alguna pudiera preguntar quién más se uniría, el timbre sonó haciendo que Lena quien se encontraba más cerca se dirigiera a abrir la puerta sorprendiéndose de ver puntual a su hermana con su sobrina, lucían hermosas. Les permitió el paso mientras tomaba el postre de las manos de su hermana para dejarlo en la cocina, apenas Melina se dio cuenta de que su hija mayor estaba allí junto a su nieta sus ojos se llenaron de lágrimas al tiempo en que se acercaba corriendo para rodearlas en un gran y fuerte abrazo, pues hacía tiempo que no las veía y las extraño demasiado.

Cuando Natasha sintió los brazos de su madre, se dio cuenta de lo mucho que en realidad había extrañado estar en casa con su familia, se preguntó porque no había tomado esa decisión mucho tiempo atrás, la respuesta llegó igual de rápido, ella no quería que la vieran sumergida en su oscuridad, en la pena con la que caminaba después de la muerte de su esposa. No es como si eso hubiera cambiado de repente, pero había aprendido a esconder muy bien sus emociones con respecto al tema o eso quería creer, abrazó educadamente a la señora Bishop luego de presentarle a su pequeña Lori, que ignorando completamente a los adultos fue a jugar con su prima.

- ¿Estamos todas? – Melina miró a su hija menor que negó justo cuando el timbre sonaba nuevamente - ¿Quién más falta?

- Yo voy – Kate asintió con una sonrisa

A pesar de que la pelinegra quiso contener su emoción, eso no impidió que corriera un poco hasta la puerta para abrirla, sonriendo en grande al ver a su hermana antes de tirarla en un gran abrazo. Skye algo sonrojada le regresó el abrazo disculpándose por la demora, el problema en la obra se había tardado más de lo que deseaba, le entregó el vino mientras entraban a la casa.

Se quitó el abrigo dejándolo junto a la puerta antes de acercarse con Kate hasta donde se encontraban las demás, tal como había ocurrido con Melina, en cuanto Eleonor vio a su hija mayor allí sus ojos se cristalizaron antes de acercarse para estrecharla en un abrazo, pues hacía tres meses no la veía.

- Siento mucho la demora – su voz un poco grave llamó la atención de la pelirroja – un problema en el trabajo

- Felices los ojos que te ven por fin, cuñada –Lena se acercó para abrazarla – te sentó bien el viaje – sonrió – momento de presentaciones

- Hubo un poco de relajación – asintió mirándola – claro

- Bueno no hace falta que te presente a mi mamá porque ya la conoces – ambas se rieron – Skye ella es mi hermana mayor, Natasha

- Es bueno verla de nuevo – se acercó para estrechar educadamente su mano – señora Romanoff

- ¿Cuántas veces tengo que decirte que puedes llamarme Melina? – sonrió antes de atraerla para un pequeño abrazo – no te veía desde que terminaron el trabajo

- Estuve tres meses fuera de la ciudad – asintió algo apenada antes de mirar a la pelirroja – es un placer conocerte, Natasha

- Un gusto, Skye – asintió estrechando su mano

Sin dudas para ninguna había pasado desapercibida la mirada que intercambiaron, Skye se dio cuenta que técnicamente ya se conocían, fue en el casamiento de sus hermanas y sin dudas que pensaba lo mismo que pensó en ese momento, era una diosa porque no había más explicación para lo hermosa que era la mujer que tenía en frente. Hace 5 años atrás no pudo invitarla a salir pues estaba en una relación y ahora no era muy diferente, a pesar de estar soltera los tiempos eran otros y no pasó desapercibido el anillo de bodas en su mano al estrecharla, por supuesto, alguien como ella no estaría soltera toda su vida.

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