Capítulo 4

6.1K 761 21
                                    

-¿Qué sucede abuela? -la rubia apretó sus puños, sus ojos se cristalizaron, pero debía ser fuerte -lo lamento Naruto, Jiraiya… -el rubio negó al sentir qué sucedía, el silencio en la oficina era asfixiante, comenzó a sentir que el aire le faltaba, contuvo su respiración viendo al sapo, Fukasaku vio con tristeza al rubio -Jiraiya-chan murió en combate -el Uzumaki negaba lentamente -¿es mentira? -el sabio sapo negó -lo lamento -Naruto apretó el ceño con molestia, vio a su equipo presente, sus ojos comenzaron a cristalizarse, bajó su mirada, corrió con desesperación fuera del lugar, lloraba mientras corría al único lugar al que podía huir ahora que no tenía su departamento, a la cabeza de su padre en el monte Hokage, se soltó llorando sin poder contenerse más, lágrimas y más lágrimas salían de sus ojos, quería que alguien lo rescatará de esa mierda que estaba viviendo, quería ver nuevamente a su Ero-sennin, quería abrazarlo, contarle sus avances y desventuras, quería que su marido lo abrazara y le dijera que todo estaría bien, pero eso era una tontería, limpió sus ojos con fastidio, tal vez si le pedía un poco de consuelo, no le importaba rebajarse un poco con tal de recibir un poco de amor en ese momento, se sentía solo.

Se levantó sacudiendo sus ropas, con su chamarra limpiaba sus enormes gemas azules, caminó lentamente localizando el chakra de su marido con un poco de chakra de la naturaleza, sus manos en el pantalón y su cabeza gacha eran una clara señal de su tristeza y soledad, observó el edificio de tres pisos con curiosidad, subió por la pared sin querer perder más tiempo, al llegar al tercer piso ubicó a su marido en la segunda ventana, caminó cuidadosamente por la pared, se asomó con discreción a la ventana, sus ojos se abrieron demasiado, sus gemas se hicieron rojas -infiel de mierda -salió corriendo del lugar directo a la mansión Uchiha, el silencio como siempre rodeaba el lugar, entró directo a su habitación, se acostó en su cama tratando de controlar sus sentimientos, no sabía si llorar por su Ero-sennin, si llorar por la traición de su marido o destruir la maldita casa.

La puerta de su habitación se abrió ligeramente dejando ver al heredero Uchiha, el mayor observó con cuidado el pequeño cuerpo sobre la cama -¿te encuentras bien? -el rubio apretó el ceño -me enteré lo que sucedió con Jiraiya-sama, lo lamento -Naruto abrió sus ojos con algo de sorpresa al saber que por lo menos el chico era amable, asintió ligeramente, susurró un ligero -gracias -entró corriendo Shisui -Naruto, no es lo que piensas, sólo fui a ayu… -Itachi apretó el ceño, el rubio levantó el rostro con las lágrimas a punto de derramarse nuevamente -¿de qué hablas? -

El l Uchiha mayor lo vio con duda, giró su mirada a Itachi, negó lentamente -creí, no nada ¿qué sucede aquí? -Itachi lo vio con molestia, claramente entendió porqué llegó de esa manera, no era llamado genio simplemente por su lindo rostro -Jiraiya-sama ha muerto en combate -Shisui abrió sus ojos demasiado, se acercó al rubio intentando abrazarlo -déjenme sólo -el rubio estaba cabreado, no podía pensar con claridad qué demonios es lo que haría, pero estaba seguro que el maldito de su marido se las pagaría, no era conocido por dejarse pisotear, siempre le hizo frente a las personas que lo han herido y esta no sería la excepción-

Los azabaches salieron de la habitación -¿qué demonios te sucede?, es obvio lo que ibas a decir -Shisui rascó su cabello con frustración -tú lo sabes perfectamente, no me gustan los chicos, me encantan las chicas, tío me obligó a casarme, simplemente quiero relajarme un poco -Itachi apretó el ceño -le prometiste lealtad, siempre has sido un shinobi de honor -el mayor lo vio con fastidio -soy un shinobi de honor, mi vida personal es distinta, tengo derecho a esto si soy el maldito sacrificio del clan, eres mi primo y te amo, pero no te metas en esto -Itachi negó con fastidio, a su forma de ver el único sacrificio era el pequeño rubio.

Esto no está bien... (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora