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Felix y Soobin caminaban muy tranquilamente sin dirección fija, solo sabían que estaban a más de una cuadra que la casa de la persona que los había tirado como basura a la calle solo para estar de caliente con el idiota de su novio, un poco exagerado, tal vez, sin embargo, era algo en lo que estaban de acuerdo así que decidieron mantener aquel pensamiento. Porque no es lindo que en medio de una partida de un juego, que probablemente ni el diablo lo conocía, los interrumpieron haciendo que se detuviera en el mejor momento.

-Odio cuando Jimin está en casa- se quejó Felix.

-Yo lo adoro porque es el único momento en el que puedo respirar aire fresco sin mi hermano alrededor.

-Me gustaría tener novio- hablo el rubio con ilusión.

-Con esa actitud de esquizofrénico, epiléptico, nadie te querrá.- aseguró mirando a su amigo con lástima.

-Tú me soportas.

-Eso es otra cosa, yo lo hago como muestra de caridad y buena voluntad- sonrió con burla.

-Eres malo- hizo una pausa, pero luego suspiro lastimero.

Soobin al notar el cambio repentino de su amigo, se alarmó creyendo que realmente había sido muy duro con sus palabras.

-Lo que dije no es verdad, creí que molestabas.- se apresuró a responder y se acercó al más alto para pasar sus brazos por su cintura, buscaba reconfortarlo aunque sea un poco.

-Lo sé binbin, pero me es inevitable no sentirme así, ya no salgo a putear con tu hermano y hacerlo contigo, no me gusta porque extrañamente me pongo sobre protector.

Al escuchar esas palabras sonrió con cariño, Felix podía ser un dolor de culo cuando se lo proponía, pero era una persona con la que podía contar cuando lo requería, era algo que le gustaba.

¿Estaba diciendo que era un mocoso? Porque si era así, se sorprendería de las diabluras que ha hecho en su corta vida, pero no diría nada.

-Cuando quieras nos ponemos unas lindas bragas y nos tiramos a los de la banda que cantan en el bar que la vuelta de la universidad.- ofreció animado.

Felix al escuchar las ocurrencias del más pequeño se tiró a reír a carcajadas, no podía creer lo que aquella bolita de ternura le estaba ofreciendo.

-No quieres ponerte unas solo para mí. -Felix se acercó peligrosamente al castaño.

Soobin no se movió de su lugar observando los movimientos del contrario, sus mejillas se encendieron cuando sintió el cálido aliento de Felix en su cuello, no entendía en que momento pasaron de animarse a coquetear descaradamente.

¿Era eso lo que sucedía?

El rubio, al notar como el pequeño duende se quedó pasmado, pensó que era suficiente de molestarlo, no podía estar con el hermano de su mejor amigo, eso rompería su código de honor, era la única regla que le había puesto Jungkook al iniciar con su amistad.

No te folles a mi hermano de hacerlo, ten por seguro que te quedaras sin bolas.

Prefería conservar a sus dos bolitas de caramelo como les decía.

Sería mentiroso si dijera que el menor de los Jeon no le llamaba la atención, lo hacía. Soobin tenía un carácter peculiar, era bipolar como su hermano pero podía ser tierno cuando menos lo pensaba y eso le atraía, sin embargo, nunca fue de los que les gustan las cosas serias y sabía que el castaño era las personas que sí una relación no tenía etiqueta, no eran nada y los beneficios de tener ese hermoso cuerpo no serían suyos.

Aunque soobin bromeaba con cosas subidas de tono y hacía cosas que para nada eran inocentes, no le gustaba entablar relaciones fuera de lo formal, no le gustaba ser trasto de una noche, era algo que simplemente no toleraba.

Hacerle ilusiones no sería bueno de su parte, porque una vez que Soobin se enamoraba, lo daba todo y tenía miedo de no devolverle lo que se merecía, si llegaba a lastimar al pequeño Soo, no se perdonaría.

Por esa misma razón, prefería dejar los santos quietos y no meterse en problemas serios.

-No tienes que sobre pensar las cosas lix, sé lo que piensas y sé que no es correcto, por qué lo último que quieres es tener algo serio y estoy para todo, menos para eso- hablo para alejarse del rubio a paso apresurado.

No era un santo, claro que no y probablemente nadie en el mundo lo fuera porque nadie está libre de caer en tentaciones, y ahora mismo su única tentación era besar los apetecibles labios del mejor amigo de su hermano y si lo hacía luego se arrepentiría.




.....





Por otro lado, el ambiente se había tornado un poco pesado porque a Jungkook no le estaba gustando para nada que el idiota de su novio estuviera siendo tan amable y servicial con el intruso que había llevado esa tarde a casa.

Él miraba la televisión como si fuera la cosa más interesante del mundo, solo para no mandar a la mierda a ese par, que reía hasta porque las moscas se les metían a la masa para las galletas, ok eso no estaba sucediendo, pero le fastidiaba el hecho que Jimin estuviera siendo atento con HyunJin. Le resultaba irritante.

El idiota ni a él le ofrecía ayuda para levantar las cajas pesadas de pintura que se encontraban en su estudio, pero sí le ayudaba al tonto del pastelero a llevar una simple batidora.

-Luego me reclama de por qué siempre duerme en el mueble y no en la cama.

Ellos eran una pareja perdida, los dos eran celosos, aunque Jungkook reconocía que era el más celoso de la relación y cómo no serlo si tenía un novio tan jodidamente sexy y coqueto.

Jimin era un peligro.








Pobre de Mimi que nunca aprende jsjsjs



Cuatro | Jikook |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora