Michael aparcó frente al hospital. Se bajo del coche y ando hasta llegar a la puerta, la cual se abrió al notar su presencia. Entró y avanzó por el vestíbulo hasta llegar a recepción.
-Buenas -le dijo a la mujer que allí se encontraba.
Ella levanto la vista.
-¿Sí?
-Soy el hijo de Natalie Ransom ¿puedo verla?
-Habitación 217, tercera planta.
-Gracias.
Fue hasta el ascensor y pulsó el botón con el número 3. Odiaba los hospitales. Olían raro, estaban envueltos en un aura de tristeza y sus enormes pasillos podían llegar a dar miedo. Aunque en verdad todo ese odio nacía de otro lugar, todo eso no hubiese importado de no ser porque su madre estaba hospitalizada allí debido a su cáncer.
El ascensor se abrió, Michael salió y avanzó hasta llegar a la habitación 217. Entró en ella haciendo el menor ruido posible, de estar su madre dormida no querría despertarla.
-¿Hijo? -preguntó Natalie con la voz cansada.
-Si mamá, soy yo.
-Oh, ya debe ser jueves.
Michael se sentó en una silla que había al lado de la cama de su madre y le agarró una mano.
-Ojalá pudiese venir más días.
Su madre lo miró.
-Sabes que no me importa, debes vivir tu vida. ¿Qué tal la semana?
-Pues como todas.
-Bueno, eso está bien.
-¿Tu qué tal?
-Voy tirando.
-Me alegro -sonrió.
Su hijo la beso en la frente. Le destrozaba verla en esas condiciones. Conectada a un montón de máquinas, con un pañuelo en la cabeza y con la piel casi gris, los labios secos y los ojos como un panda.
-¿Ya te han dado la comida? -preguntó Michael.
Natalie asintió.
-¿Y necesitas algo más?
-No, tranquilo. ¿Cómo esta tu padre?
-¿Por qué te preocupas por él? Ni siquiera viene a visitarte.
-Porque gracias a él es que te tengo a ti.
Michael suspiró.
-Supongo que está bien. Trabajando, como siempre.
-Ya le conoces, así es él.
-Es que no puede venir a visitarse por supuesta falta de tiempo, pero luego sale de trabajar y se va de fiesta con sus amigos. Es un capullo. ¿Cómo pudiste enamorarte de él?
-Cuando eres adolescente también eres estúpida.
-Tu nunca has sido estúpida, mamá.
-Se nota que no me conociste siendo adolescente. Tu querida madre era de lo peorcito.
Una sonrisa apareció en el rostro de Michael.
-Fue con tu padre, que nos colamos en casa de una compañera de clase. Ella se metía siempre con nosotros y decidimos gastarle una muy mala broma -se podía ver reflejada en su cara la felicidad mientras contaba la anécdota-. Como digo, nos colamos en su casa, pero no lo hicimos solos, nos llevamos un avispero.
-¿Qué? -rio Michael.
-Aún recuerdo su cara cuando bajo por las escaleras y vio el avispero encima de su preciada mesa de cristal. Era para hacerle una foto y enmarcarla.
Michael comenzó a reír, al igual que Natalie, aunque a esta poco tardo en llegarle la tos, quien en esta ocasión vino acompañada de un poco de sangre. Su hijo cogió un pañuelo y la limpio.
-¿Estas bien?
-Perfectamente.
-¿Segura?
-Siempre que tu estes aquí, yo estaré bien. Jamás lo olvides.
Michael sonrió.
Estuvo con su madre hasta que tuvo que irse. Al salir llamó a Evan.
-Dime.
-Este sábado hay una fiesta en casa de los Bullock ¿No?
-Juraría que sí ¿por?
-Iremos, y venderemos pastillas, necesito dinero.
-Vale tío, como tu veas, ya me dirás.
Michael colgó y se subió al coche.
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Los Hijos del Tiempo
Misterio / SuspensoUn grupo de cuatro adolescentes se ve obligado a huir y dejar atrás sus vidas luego de que uno de ellos haya matado a otro joven bajo extrañas circunstancias. Los cuatro adolescentes no podrán detenerse, pues la policía ira tras ellos en todo moment...