Rebecca Armstrong se da cuenta que está enamorada de su mejor amiga de la infancia; Freen Sarocha, gracias a la llegada de un apuesto chico que se entromete en sus planes.
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• Historia corta •
• Mayb...
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— Usualmente cuando comienzan las clases hace frío ¿verdad?
Becky hizo caso omiso a lo que su amiga preguntaba, asegurándose de que su cámara enfocara correctamente su mano extendida frente al lente.
— El clima está loco. — Comentó de nuevo su amiga.
— ¿Debería atar mi cabello en una coleta o dejarlo suelto?
Becky sostuvo fuertemente la videocámara y comenzó a grabar los bonitos árboles de sakuras que se encontraban a su alrededor. Sonrió notando la felicidad en sus amigas y el buen ambiente que la rodeaba.
Mientras que Becky sentía el comienzo de un buen día, una persona detrás de ella sentía que su día había empezado con el pie izquierdo.
La chica entró en pánico cuando los frenillos de su bicicleta comenzaron a fallar. Apretó tres veces más los frenillos y dejó de pedalear su vieja bicicleta por completo, intentando que esta dejara de andar pero fallando por completo cuando la bicicleta comenzó a bajar con rapidez por el camino inclinado.
Inevitablemente comenzó a gritar mientras tocaba la campanilla. Su corazón estaba a punto de estallar por la adrenalina al observar a los estudiantes frente a ella..
— ¡A un lado! — Gritó Freen Sarocha a cualquier persona que estuviera en su camino.
Quería cerrar los ojos, pero si lo hacía probablemente atropellaria a alguien.
— ¡Apártense!
Gritaba una y otra vez mientras hacía su mayor esfuerzo por no herir a nadie y no perder el curso del camino.
Sus ojos se cerraron por un milisegundo y al abrirlos, a solo unos metros, observó a Rebecca Armstrong, -o mejor conocida como Becky- quien la miraba con ojos horrorizados y con un toque de preocupación.
— ¡Apártate! — Le gritaba a lo lejos.
Becky, quien parecía estar sorprendida por el alboroto, se quedó estática.
— ¡Apártate! — Repitió Freen, esta vez soltando una de sus manos del volante para hacerle una leve seña.
Sintió su garganta arder gracias al grito tan fuerte que salió de su boca cuando perdió por completo el control de la bicicleta, pues la rueda frontal había chocado contra una gran roca.
En los siguientes segundos, Freen se sintió como un pájaro recién nacido al salir volando de la bicicleta.
Rogó a todos los dioses para que sobreviviera a la caída y lo único que vió antes de cerrar los ojos fue una silueta borrosa que corría hacia ella.
Becky estiró sus brazos para atraparla en el aire y la abrazó fuertemente mientras que sus espaldas terminaban de aterrizar en el camino tierroso.
Becky gimió del dolor al sentir los libros dentro de la mochila chocar contra su espalda. Pero sonrió con tranquilidad cuando la mano de Freen se aferró a su chaqueta escolar con fuerza.
