Rebecca Armstrong se da cuenta que está enamorada de su mejor amiga de la infancia; Freen Sarocha, gracias a la llegada de un apuesto chico que se entromete en sus planes.
___________________________________________________
• Historia corta •
• Mayb...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los días pasaron y en otras circunstancias Freen podría estar sumamente agradecida porque las vacaciones habían llegado por fin. Pero no lo estaba en lo absoluto. Sentía su cabeza a punto de explotar y tenía una inquietud que le invadía por momentos cada día.
No había podido dormir correctamente desde el inicio de las vacaciones. Antes para ella tener tiempo libre significaba estudiar y más estudiar. Ahora ni siquiera podía prestar atención a las páginas del libro frente a ella. Parecía que su mirada no lograba enfocar las letras de él y necesitaba poder hacerlo para su examen de ingreso a la universidad. Desde lo ocurrido con Becky no podía siquiera hojear ninguno de estos porque su mente estaba nublada por ella.
Freen gruñó con furia y cerró el libro de cálculo que estuvo intentando comprender desde hace dos horas. Se levantó de la silla y caminó por su habitación hasta llegar a su tocador, tomó lugar en el pequeño banco acolchado y dió una respiración profunda. Observó su reflejo en el espejo y soltó el aire acumulado mientras las yemas de sus dedos viajaban por su piel.
Sus ojos estaban más cerrados de lo normal. Habían manchas oscuras debajo de ellos y le había salido una espinilla en la barbilla. Freen suspiró. Ni hablar de que casi no se preocupaba por su imagen últimamente.
Tomó su teléfono y abrió el cajón del tocador buscando sus earpods en él, sonrió por primera vez en el día al encontrarlos. Estaba dispuesta a dormir y perderse en sus sueños como había estado haciendo en estos días. Se colocó el audífono del oído izquierdo sin prisa alguna y cuando estaba por colocarse el derecho el sonido de una campanilla la detuvo.
Su corazón se aceleró. Pudo sentir la piel de su cuello latir en evidencia. Retuvo el aliento provocando que su boca se secara como un desierto cuando hubo un silencio. Miró hacia todos lados cuando el sonido volvió a escucharse dentro de su habitación.
Sus palpitaciones intensas colapsaron cuando vió aquel teléfono en forma de vaso moverse con rapidez de arriba hacia abajo y chocando brutalmente contra la parte baja de la pared.
Las ganas de llorar le invadieron. Se levantó anonadada y comenzó a acercarse con calma, en realidad no podía creer lo que estaba sucediendo. ¿Becky le estaba llamando? El ruido de pronto cesó y el vaso dejó de sacudirse. Freen, completamente asustada por perder la oportunidad de hablar con Becky, llegó a pasos grandes hasta la ventana y abrió velozmente, importandole muy poco si se veía desesperada ante los ojos de la castaña.
Y allí estaba Becky.
Freen se congeló al mirarla, separando ligeramente sus labios al percatarse de lo delgada que se encontraba, además de que había cortado su cabello hasta arriba de sus hombros. Aún así, Becky se veía sumamente bonita, como siempre.
Las dos no sabían qué decir ni qué hacer. En su defensa, Freen ya no sabía cómo actuar frente a ella… Creía que Becky la odiaba.
