Rebecca Armstrong se da cuenta que está enamorada de su mejor amiga de la infancia; Freen Sarocha, gracias a la llegada de un apuesto chico que se entromete en sus planes.
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• Historia corta •
• Mayb...
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Becky asomó una de sus manos por la barda para tomar impulso y subió su cuerpo sin dudar cuando sintió que había chocado contra algo, mejor dicho; contra alguien.
Escuchó un fuerte grito y seguido vió como Freen caía de la barda hasta el suelo. Estiró su brazo para evitar su caída pero ya era muy tarde.
El chico corrió hasta Freen para atraparla, fallando en el intento a la vez.
Freen se quejó levemente, mientras que Becky observó un momento al chico, el cual estaba a lado de su amiga, atónito ante la caída. El sentimiento de preocupación se desvaneció de Becky cuando el chico de chaqueta de cuero se acercó hasta su amiga.
— ¿Estás bien? — Preguntó el pelinegro a Freen.
Becky observaba la interacción desde arriba de la barda. Freen, por otro lado, se quejó mentalmente por la vergüenza que le había hecho pasar Becky.
Becky terminó de pasar la barda por completo de un salto, como si fuera un mono. Sus manos chocaron contra el pasto y se sobresaltó cuando sintió un leve corte en la parte baja de su palma pero ignoró el dolor por completo cuando el chico pelinegro tomó a Freen de la muñeca para ayudarla a levantar.
Becky, dió tan solo dos pasos largos y tomó por el brazo a Freen. El chico la miró instantáneamente y soltó el agarre en su amiga.
— ¿Estás bien? — Preguntó la castaña. Voz de culpabilidad era todo lo que había escuchado Freen.
La pelinegra la miró y no dijo nada, solo se quedó sentada en el pasto.
Becky giró en dirección al chico, le regaló una mirada y sus ojos se desviaron hasta el cigarro que se encontraba entre las hojas sueltas del árbol.
— ¿Quién eres tú?
Becky sabía que no podía ser un profesor, ni tampoco un cuidador. Por lo general solían contratar a gente mayor para estos puestos. Además, el consumo de tabaco estaba estrictamente prohibido dentro del colegio.
Becky le sostuvo la mirada mientras que el chico buscaba una buena excusa para dar.
[••]
— Tenemos un nuevo estudiante. — Anunció el profesor Chairat.
Un hombre de 37 años aparentemente, de cara redonda al igual que su panza. No impartía ninguna clase, era un profesor de dirección que solo se encontraba allí para dar el aviso.
Becky hizo una mueca de disgusto al ver a su nuevo compañero. ¡El mismo chico de hace unos instantes estaría en la misma clase que ellas!
Becky miró dos bancas hacia el frente, en la fila de su izquierda, justo donde se sentaba Freen.
Esperaba una mirada cómplice por parte de su amiga, más sin embargo la pelinegra no la miró.
— Viene de Chiang Mai. — Comentó el maestro, como si los alumnos no pudieran vivir sin aquel dato.
